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El astrolabioBieito Rubido

Nuevo Papa: la clave está en San Agustín

León XIV no será un seguidor exacto de Francisco. Ni en las formas ni en el contenido, pero tras él se encuentra la maravillosa síntesis de San Agustín: Dios, amor, unidad y libertad

Actualizada 21:02

«En lo esencial, unidad, en la duda, libertad, y en todo, amor». Esa es una de las maravillosas síntesis de San Agustín, uno de los padres de la Iglesia Católica y uno de los que mejor la pensaron. El nuevo Papa, que es relativamente joven, agustino de formación, hispanoamericano de origen, aunque nació en Estados Unidos, misionero de vocación, habló este jueves fundamentalmente de Dios y de amor. Que son los dos grandes motores de nuestro credo católico. Por eso San Agustín solía decir «Ama y haz lo que quieras».

Prevost Martínez fue una sorpresa para todos. Estuvo cerca de Francisco y seguramente seguirá algunas de sus huellas, pero va a ser diferente al anterior Santo Padre. Es significativo que haya tomado el nombre de León XIV. Con ese nombre, León XIII, Rafael Luigi Pecci, fue el Papa que acuñó y alentó la doctrina social de la Iglesia. Aunque es muy pronto para hacer evaluación alguna, muy precipitado, sí es cierto que algunos datos nos pueden enseñar los caminos por los que puede discurrir este pontificado, donde la orientación a lo social va a ser innegable. También Juan Pablo II tenía muy marcada esa inquietud, pero fue conservador en el dogma y la moral.

El recién elegido Papa León

El recién elegido Papa León XIVAFP

León XIV conoce la Iglesia del Tercer Mundo, la Iglesia de los pobres, ya que ejerció su magisterio durante años en Chiclayo, Perú. También es conocedor de la opulencia de su país de nacimiento, Estados Unidos. Ni una ni otra le son ajenas. Ahora bien, el catolicismo solo puede crecer y salvarse por la pujanza de las iglesias de países jóvenes que se encuentran lejos de la vieja Europa, tan acomodada y carente de impulso, hasta el punto de que la islamización es ya seriamente uno de nuestros mayores peligros.

Agustinos y jesuitas conocen esos mundos de las periferias. Como también tienen el pulso de las sociedades emergentes, gracias a su labor educativa. Son solo apuntes previos a un pontificado que nace con el reto de revitalizar una Iglesia sin vocaciones y con gran parte de sus fieles en la indiferencia, la equidistancia y el relativismo más absoluto. León XIV no será un seguidor exacto de Francisco. Ni en las formas ni en el contenido, pero tras él se encuentra la maravillosa síntesis de San Agustín: Dios, amor, unidad y libertad.

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