Ahora Sánchez también es racista
La semana pasada Petro le dijo en su consejo de ministros televisado a un ministro de raza negra, Carlos Rosero, titular de Igualdad y Equidad: «A mí nadie que sea negro me va a decir que hay que excluir a un actor porno». ¿Se lo podría decir si fuese blanco?
Han celebrado en Santiago de Chile una reunión del rojerío más relevante de Iberoamérica: Sánchez, Lula, Petro, el uruguayo Orsi y el anfitrión, Gabriel Boric. Lo mejor de cada casa. Han tenido el valor de juntarse bajo el lema «Democracia siempre» cuando la realidad es que personajes como Sánchez y Petro están minando sus democracias de forma incuestionable.
Como no se trata de ningún grupo estructurado y es la primera vez que mantienen este tipo de acto, cabe suponer que hay una gran sintonía entre ellos. Y ahí me quería yo parar. En los últimos días se ha demostrado lo que ya se sospechaba desde hace tiempo. Gustavo Petro es un racista declarado. No intenta ocultarlo. La semana pasada le dijo en su consejo de ministros televisado a un ministro de raza negra, Carlos Rosero, titular de Igualdad y Equidad: «A mí nadie que sea negro me va a decir que hay que excluir a un actor porno». ¿Se lo podría decir si fuese blanco?
El que Petro llama «actor porno» es el viceministro de Igualdad y Equidad, Juan Carlos Florián, que en su día creó la asociación de prostitutos del Bois de Boulogne parisino donde él se ganaba la vida. Pero eso, a estos efectos, es irrelevante. Comprendo que Sánchez se mueve muy bien en ese ambiente prostibulario y será solidario con el apoyo de Petro a su viceministro. Lo pasmoso es que Sánchez se reúna felizmente con un político que no oculta su racismo. No lo pudo manifestar más claro. Pero tampoco es la primera vez que sucede esto. El año pasado el 30 de agosto del 2024 al referirse al presidente de la Corte Suprema de Colombia, Gerson Chaverra, que también es negro, Petro dijo: «No entiendo por qué los hombres negros pueden ser conservadores». O sea, que los negros sólo pueden ser de izquierdas. A ser posible petristas o si es en España, sanchistas.
¿Qué no le hubieran dicho a Aznar o Rajoy si se hubieran reunido con un presidente afín y autor de incuestionables manifestaciones racistas como las aquí citadas? La doble vara de medir de esta izquierda que nos asola es verdaderamente asombrosa. No se paran ante nada. ¿De verdad no tiene Sánchez nada que decir del racismo de Petro? Eso sólo puede ser por una razón: no discrepa. Es decir, él también es racista. ¿O es que no es necesario denunciar el racismo?
Boric y Petro en la reunión de dirigentes izquierdistas iberoamericanos
Me hubiera gustado saber en qué estado participó Petro en la reunión. Últimamente hay múltiples testimonios sobre sus adicciones. Pero creo que la foto de la Agencia France Press que acompaña este artículo es muy reveladora de cómo estaba el presidente. Sus ojos lo dicen todo. El que quiera ver, que vea.
Si Sánchez respondiera alguna vez a las preguntas de los periodistas que no viven por y para él, se le podría cuestionar sobre las ideas de Petro. Porque sus adicciones pueden ser vistas como una desgracia sin ninguna consecuencia política. Pero su racismo es de una enorme gravedad. Pero ya sabemos, el PSOE promueve la prohibición de la prostitución hasta que se plantea en el Parlamento los vínculos de Sánchez con esa industria. Y es antirracista y tiene en el Congreso (de los Diputados, ahora hay que decir siempre «de los Diputados») a un señor negro, Luc André Diouf, pero no tiene nada que decir al respecto a un racista declarado como Petro. Porque es de los suyos.