Pradales firmando con NABO
Pradales se va a EE.UU. a subvencionar a descendientes de vascos mientras olvida a la auténtica diáspora vasca, la de las víctimas de la barbarie terrorista
Lo del lehendakari Imanol Pradales con NABO tiene una parte cómica, otra de frustración, y otra, la peor, de un terrible olvido. La cómica está en el tuit que se le ocurrió publicar al propio Pradales: «Sellamos un acuerdo con NABO (North American Basque Organizations) para seguir impulsando el euskera en las Euskal Etxeak de todo EE.UU. Porque creemos que el euskera puede ser un lazo de futuro, también en la diáspora». Háganse una idea de los chistes que generó en las redes sociales sobre las consecuencias de firmar con NABO, como el tuit de Luis del Pino con el que todavía me sigo riendo: «Dudo de la validez legal de firmar un acuerdo con el NABO».
Los americanos del NABO ni se habían enterado de los chistes que pueden provocar sus siglas, porque ellos hablan inglés y poco o nada español. Son descendientes de inmigrantes del campo vasco, de los que partieron a América siendo euskoparlantes. Y allí se hicieron muy americanos, que es la parte más interesante de esta historia. La parte del empeño nacionalista en engrandecer la nación vasca con lo que llaman de forma grandilocuente diáspora vasca y el nulo interés de los descendientes de vascos en hacerse nacionalistas. Por mucho viaje y subvención que aporte el Gobierno Vasco. Es la historia de la frustración nacionalista.
Porque la esencia de la cultura americana es el fuerte patriotismo basado en valores puramente políticos y no étnicos. Las más diversas comunidades cuidan su cultura, pero mientras se sienten patriotas americanos, sean de origen mexicano, noruego, chino o, en este caso, vasco. Es un tema, el del americanismo, que estudié en Estados Unidos con una beca de la Fundación Eisenhower en 2001. También en Nevada, uno de los estados donde se concentran los descendientes de vascos. Allí encontré bastantes dificultades para entrevistar a esos descendientes, porque, aunque mi estudio era sobre el americanismo de todas las comunidades, se temían que quisiera preguntarles sobre la cuestión política vasca. Y no les interesaba ni les interesa nada. Ellos son muy americanos, de valores conservadores y votantes republicanos en su mayoría, como ya me lo decían hace veinte años. Trump ha ganado en Nevada y ha arrasado en Idaho, el otro estado donde hay muchos descendientes de vascos. Con un patriotismo político, o constitucional, como les gusta llamarlo a algunos, que es el de los vascos de América.
Pero la peor parte de esta historia está en el olvido, en el terrible olvido de los nacionalistas con la auténtica diáspora vasca. La de los miles de vascos que tuvieron que huir del País Vasco a otros lugares de España por la persecución etarra, pero también por la cultura de la cancelación aplicada a los no nacionalistas. Pradales se va a América a dar subvenciones a asociaciones de descendientes de vascos, pero no ha movido un dedo para reconocer, homenajear y ayudar a volver a los vascos expulsados por la barbarie terrorista. Y no porque estén cerca, en otros lugares de España, sino porque se sienten españoles. Y una cosa es que se sientan americanos, y hasta voten a Trump, y otra que se sientan españoles, que eso es imperdonable. Y ahí tenemos a los nacionalistas visitando y subvencionando a los americanos y olvidando y negando a la auténtica diáspora vasca.