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HorizonteRamón Pérez-Maura

Cuando estás en manos de un encefalograma plano

López es una de esas lumbreras de la política que nunca ha obtenido un título universitario. Llegó al Congreso en 1987 con 27 años. Era el segundo diputado más joven de la Cámara. Sólo le superaba… José Luis Rodríguez Zapatero. Dios los cría… Desde entonces ha vivido de la política ininterrumpidamente

Una de las tragedias que ha vivido el País Vasco es que los constitucionalistas hayan llegado al poder sólo una vez y con un tipo tan intelectualmente nulo como Patxi López. De aquellos polvos estos lodos.

La campaña al Parlamento Vasco de 2001 fue una de mucha esperanza. Las fuerzas constitucionalistas presentaron dos candidatos de primera división, dignos de jugar en las grandes ligas y no sólo en una autonomía por muy «histórica» que pretenda ser Vasconia. Por el Partido Popular concurrió el hasta entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja y por los socialistas el secretario general de PSE Nicolás Redondo Terreros. Parecía un binomio vencedor, pero no llegaron. Con 19 escaños del PP y 13 del PSE se quedaron en 32 escaños, lejos de los 38 necesarios para gobernar. Pero en 2009 se dio la vuelta a la tortilla y el PSE logró 25 escaños y el PP 13. Sumaban mayoría absoluta. El acuerdo era necesario. El PP dio el Gobierno del País Vasco a cambio de sólo la Presidencia del Parlamento Vasco para la guipuzcoana Arantza Quiroga.

La gestión de López que gobernó en solitario con el apoyo externo del PP fue un desastre. El PP no tenía más remedio que respaldarle porque había que demostrar que un gobierno de partidos constitucionalistas conseguiría una cierta normalización en el País Vasco. Fue un intento en vano. Hasta el punto de que el PSE perdió 9 de sus 25 escaños en las elecciones de 2012. Y de la Constitución López nunca más se acordó.

López es una de esas lumbreras de la política que nunca ha obtenido un título universitario. Llegó al Congreso en 1987 con 27 años. Era el segundo diputado más joven de la Cámara. Sólo le superaba… José Luis Rodríguez Zapatero. Dios los cría… Desde entonces ha vivido de la política ininterrumpidamente. Fue un rato presidente del Congreso de los Diputados en 2016 y después de disputar la secretaría general del partido a Pedro Sánchez y quedar tercero tras Susana Díaz se unió a las huestes de Sánchez. A la intemperie hace mucho frío.

Desde septiembre de 2022 es portavoz del grupo parlamentario socialista. Y ahí sí que está demostrando su valía intelectual: encefalograma plano. Ayer tuvo un día glorioso. El Tribunal Supremo decretó la apertura de juicio oral contra el titular del Ministerio Público por la filtración de los datos confidenciales del novio de Isabel Díaz Ayuso y a López no se le ocurrió mejor justificación de la no dimisión de García Ortiz que decir que «¿cómo entenderíamos un país que hace que el que defiende la verdad dimita sin concederle la presunción de inocencia mientras que tienen a los que no son inocentes en la calle, por ejemplo, Aldama?»

Cuesta creer que esto lo haya podido decir el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Yo no sé exactamente de qué delitos se acusa a Aldama, pero sí sé que él no está al frente de una institución fundamental en el ordenamiento jurídico del país como es el caso de García Ortiz. Al que el instructor del Supremo le acusa de cometer un delito de prevaricación en el ejercicio de sus funciones. ¿Cómo va a ser lo mismo que continúe como fiscal un acusado de prevaricación que el que esté en libertad quien si es condenado entrará en la cárcel y santas pascuas?

Yo no sé si Patxi López no da más de sí o lo disimula mucho.

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