Fundado en 1910
Enrique García-Máiquez

Todo es política

Entonces, ¿para qué este follón? Pues por el follón. Para arañar votos aprovechando que, para nuestra vergüenza nacional, hay un apoyo sociológico mayoritario al aborto, muy sentimentalizado

Un amabilísimo lector me decía en un comentario la semana pasada que, incluso cuando él sostiene otras posiciones, disfruta con mis artículos políticos, aunque prefiere los costumbristas. Yo también. Son los más divertidos de escribir y los más literarios. La actualidad no se los lleva en su riada y se leen con gusto veinte años después. En su último libro, titulado Sobre Dios, nos lo advierte Byung-Chul Han: «Lo verdadero es lo duradero. Y el dominio de la información lo destruye, ya que nos arrastra a un permanente torbellino de actualidad. Quien no es capaz de mantener una atención contemplativa, de mirar, no puede acceder a la verdad, al verdadero y duradero orden de las cosas».

El problema es que en España ahora, miremos donde miremos, todo es política. Lo denunciábamos con Gaza, usada de gasa por el sanchismo para frenar su hemorragia interna de votos y afectos. El posicionamiento del Gobierno a favor de la Palestina de Hamás no conlleva ninguna ayuda ni mejoría ni alivio auténtico al pueblo palestino. Si acaso, lo contrario, en cuanto que enquista el conflicto. El plan de paz de Trump va a ser una solución más humanitaria que la retórica movilizada de la izquierda. Mientras tanto, la postura de Sánchez no favorece nada a España en sus auténticos problemas internacionales. Ha contribuido –eso sí– a marcar agenda de política local, a hacer un ruido que ensordece al de los juzgados y al de los escándalos del partido y/o de la familia y a aferrarse al poder.

Tampoco el comodín de Franco (este año se pretendía usar sin descanso hasta que el Gobierno descubrió que resultaba contraproducente) tenía contenido sustantivo. Salvo el del supuesto rédito electoral. Sin rédito, no hay año Franco.

Pasa lo mismo con la idea de constitucionalizar el aborto. Nadie podrá abortar más por eso. Incluirlo en la Carta Magna ni siquiera aportaría una mayor protección jurídica, porque ésta se ha convertido en una veleta bien engrasada que apunta siempre hacia donde sople la conveniencia del momento. La veleta gira sobre el gozne del Tribunal Constitucional con pasmosa ligereza. Otra mayoría, si tuviese voluntad política, cambiaría sin pestañear esa mención con la misma facilidad con que Sánchez pretende introducirla.

Entonces, ¿para qué este follón? Pues por el follón. Para arañar votos aprovechando que, para nuestra vergüenza nacional, hay un apoyo sociológico mayoritario al aborto, muy sentimentalizado. Por eso, la más eficaz resistencia es subrayar hasta qué punto Sánchez está jugando a que todo sea política electoralista. Se aprovecha de los sesgos de la gente y en un tema tan delicado. Mientras se escabulle no sólo de sus escándalos, sino de debates que son significativos de verdad, como nuestra gravísima crisis demográfica, sin ir más lejos, donde el aborto, entre otras causas, está destrozándonos. Lo que urge convertir en un derecho fundamental reforzado y publicitado y hasta desgravado fiscalmente es la familia numerosa.

De rebote, la consecuencia de esta estrategia sanchesca es que caemos inevitablemente en sus redes, aunque sea al denunciar que sólo es política. La denuncia, en cuanto contraestrategia, también es política. Todo lo es. Y lo literario, lo verdadero, lo duradero se nos queda fuera, esperando.

En tiempos en que la política se ceñía a la gestión racional de las cosas públicas para la consecución del bien común era mucho más sencillo atender al bien particular y, sobre todo, al bien civil, también común, pero por otra vía. Cuando todo es electoralismo, la escapatoria es difícil porque se estrechan los márgenes y parece que uno huye o que se acurruca en una franja mínima o que vuelve la espalda. Y hacerlo es regalar una victoria al que estrechó los espacios.

comentarios

Más de Enrique García-Máiquez

  • Alta tensión

  • Mayoría de edad

  • Por defecto

  • Peligro de extinción

  • Cornudos y apaleados

  • tracking

    Compartir

    Herramientas