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Post-itJorge Sanz Casillas

Donald Trump señala al Rey desnudo

Tras un día entero escuchando a los trompeteros del sanchismo decir lo bien que le fue con Trump –lo guapo que estaba y lo bilingüe que es– resulta que Estados Unidos nos ha amenazado con aranceles

Act. 15 oct. 2025 - 05:35

En torno al año 1837, el escritor danés Hans Christian Andersen, autor de La sirenita, El soldadito de plomo o El patito feo publicó un cuento titulado El traje nuevo del emperador, que en el imaginario colectivo español ha sobrevivido como El Rey desnudo.

El relato cuenta la historia de un emperador algo vanidoso que encarga a dos timadores la confección de un traje a medida. Ellos aceptan y le garantizan además que lo harán con la tela más suave y ligera que existe. Tan suave y tan ligera, que es invisible a los ojos de la mayoría, le dicen, cuando la realidad es que ni hay tela ni hay traje. Tras consultar con varios consejeros que prefieren no advertirle de su error (sino elogiar la buena percha de su jefe), el emperador decide estrenar el traje en un día de fiesta y ante su pueblo. Al igual que los cortesanos, sus paisanos no se atreven a decir nada, solo cuchichean, hasta que un niño, con esa libertad que da la edad, acaba diciendo: «¡Pero si va desnudo!», poniendo fin a la mascarada.

Pues algo parecido ocurrió ayer en España pasadas las ocho y media de la noche. Tras un día entero escuchando a los trompeteros del sanchismo decir lo bien que le fue durante su encuentro con Trump, lo guapo que estaba y lo bilingüe que es, resulta que el presidente de Estados Unidos ha amenazado a España con aranceles por ser los que menos contribuimos al fondo común de la OTAN.

¿Cómo puede ser? Si El País titulaba ayer «Trump a Sánchez: 'Qué fantástico trabajo el que estáis haciendo'». ¿Cómo puede ser? Si los tertulianos del régimen celebraron que Sánchez no se había dejado agitar el brazo por Trump como suele, y que eso era todo un mensaje de fortaleza no solo física, sino moral, de nuestro presidente. Pues resulta que en un minuto Trump ha puesto voz a las cifras, como el niño de la parábola de El traje del emperador. Y ha dicho que somos «irrespetuosos» con la Alianza.

Alguien tendrá que decirle a Trump que Sánchez no llegará nunca al 5 % de gasto en Defensa. Y no va a llegar porque ni tiene los votos ni le conviene políticamente. Como dijo ayer Bieito Rubido, el fervor izquierdista del presidente es completamente impostado, coyuntural. A él lo que le gustaría es estar en todas aquellas fotos a las que Trump no le invita: en el despacho oval negociando por Ucrania, en su residencia de Mar-a-Lago para un cóctel... pero la aritmética parlamentaria le tiene bailando en brazos de Ione Belarra y Yolanda Díaz, que son más aburridas y personajes de quinta al lado de los principales líderes occidentales.

En apenas 24 horas hemos experimentado la naturaleza fundamental del sanchismo: mentiras, maquillaje y propaganda para el presidente; amenaza de empobrecimiento para todos los demás.

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