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GaleanaEdurne Uriarte

La culpa de ETA es de Franco

Pedro Sánchez cerró este miércoles con Bildu el círculo del blanqueamiento de ETA: la culpa fue de Franco

El socialismo ha completado el círculo del blanqueamiento total de ETA. Lo hizo ya con la Ley de Memoria Democrática y lo ratificó el miércoles en el Congreso con la indecente respuesta cómplice de Pedro Sánchez a las exigencias de la portavoz de Bildu de combatir «el franquismo y el fascismo español». Cuando Sánchez secundó a Aizpurua en la afirmación de que la amenaza a nuestra democracia es el fascismo y el franquismo y se negó a exigirle responsabilidades por ETA, el socialismo volvió a los años setenta y ochenta y a la legitimación de ETA. Que era el objetivo de Bildu. La culpa fue de Franco, y ETA, un movimiento antifranquista provocado por la dictadura. ¿Y sus asesinatos y persecución durante la democracia? El responsable fue Franco, que es el inicio y final del relato proetarra, ahora con la aquiescencia socialista.

Recordemos que ETA persiguió y asesinó bajo el silencio de la mayoría de la sociedad vasca durante los años setenta y ochenta precisamente por esa justificación. La culpa era de Franco y de los franquistas. ETA era parte del antifranquismo, y, por tanto, de la izquierda y el nacionalismo. ¿Y los asesinados? Pues algo tendrían que ver, era el discurso dominante. Solo en los años noventa comenzó la reacción social frente a ese silencio, y, con ella, la desvinculación de los asesinatos de ETA del antifranquismo. Pero esa desvinculación fue asumida solo por una parte de la izquierda, y, por supuesto, por ninguna parte del nacionalismo, que calló hasta el final y sigue callando.

Por eso fue la derecha la que lideró los movimientos sociales antiterroristas, por esas dudas de una parte del socialismo, que nunca acabaron de desaparecer. De ahí el entusiasmo de Zapatero en su negociación con ETA. No se trataba tanto de su afán por acabar con el terrorismo, sino de que no le asqueaba el acuerdo con los terroristas. Y ahí resurgieron de nuevo todos los izquierdistas que siempre tuvieron problemas para rechazar la violencia de la extrema izquierda y que desplegaron aquel repugnante discurso de que los opuestos a los pactos con ETA «vivíamos mejor con ETA».

Después vino el acuerdo de Sánchez con Bildu, para «normalizar», decía la izquierda, e integrar en la democracia a los proetarras, pero distinguiendo aún, al menos en el papel, a los etarras de sus víctimas. Pero la distinción fue borrada en la Ley de Memoria, cuando el PSOE pactó con Bildu eliminar a ETA, pero incluir el GAL y las torturas policiales hasta el año 1983. También fueron borrados los socialistas asesinados por ETA, y cualquiera mención a ellos causaba indignación en el socialismo. No hay más que recordar la furia socialista cuando Miguel Tellado mostró en el Congreso las fotografías de los socialistas asesinados por ETA. He aquí que los malvados éramos quienes los recordábamos, no sus asesinos, ni mucho menos quienes pactan con los asesinos su borrado y olvido.

Este miércoles, Sánchez cerró el círculo uniendo su mensaje al de Bildu: hay fascismo y franquismo, pero no hay ETA. La izquierda ha vuelto a los años setenta y ochenta. La culpa fue de Franco y ETA ha sido completamente blanqueada.

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