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DivisaderoAntonio Pérez Henares

Sanchismo en estado terminal

Es una sentencia que merece la pena leer. Más valdría que lo hicieran quienes la desprecian y dan por hecho que será de seguro tirada a la basura, tras haber emitido su dictamen el Supremo Juzgador y Hacedor Pedro Sánchez, por el Tribunal Constitucional

Imposten cuanto quieran figura, voz y atrezo, barriten tantos denuestos como les plazca contra sentencias, pruebas, denuncias y guarradas que les caen encima en diluvio que no cesa y suelten las baladronadas que quieran sobre su fortaleza y determinación, que esto ya es una situación terminal.

Todo es ya pura carcasa, una alucinada realidad virtual en la que nada, excepto el seguir aferrados como garrapatas al poder, y para ello impedir que vayamos a votar, mantiene el castillo de naipes en pie.

Esto ya no tiene salida, es una angustiosa agonía a la que se aferra Sánchez a quien, a su vez, se aferran todos los demás, pues la única realidad es que no tienen donde ir ni gatera por la que huir. Empiezan, por mucho que lo disimulen, a sentir el miedo. El miedo a que el siguiente a por quién venga la Guardia Civil sea cualquiera de ellos. Como ayer tarde, tras una mañana de nuevos señalados por «acosos a militantes», le sucedió a la esperpéntica Leire y al expresidente de la SEPI, Vicente Fernández Guerrero, un nuevo nombre que añadir al listado que va a acabar por tener personal suficiente para formar toda una legión. La VII «Corrupta». Postre del día. El vicerrector de la Complutense remacha el clavo de la Catedra de Begoña Gómez, por ser vos esposa de quien sois.

Las tres boceras oficiales, Óscar López, Óscar Puente y Patxi López, que se ocupan de alimentar las terminales de Agitación y Propaganda que encabeza la guardia pretoriana de RTVE al servicio del Caudillo-Emperador, no dan ya más de sí por mucho que se desgañiten. Véase la sentencia contra el ex fiscal general que por supuesto no han leído y que suponen que con llamarle «infamia» y decirlo todos a coro, ya está.

Y no. Es demoledora, de una contundencia expositiva y de una claridad meridiana en sus conclusiones. El sustento probatorio aparece negro sobre blanco en seis folios demoledores, de los doscientos muy largos en que se contiene donde con todo lujo de datos, hechos, respuestas grabadas a los mensajes luego borrados por el condenado y declaraciones testificales no dejan ni sombra para la duda de un atropello a la legalidad, al deber de custodia y a los derechos ciudadanos de un particular, que comienza con el frenesí de la consecución del documento, continúa durante una noche de arrebato y tensión con quienes se oponen a su filtración y concluye en ella llegando a dos lugares ya demostrado dónde llegó. A Moncloa desde donde la amnésica ocasional Pilar López Acero, jefa de Gabinete del tal Óscar López, que sin ser mentado queda señalado, y que trasladó a Juan Lobato, que hurtó el cuerpo, y a la cadena SER que la dio con alborozo como primicia obtenida en buena lid, y el final apoteósico del dictado de la nota de Prensa donde el custodio se convirtió en propalador de datos que estaba obligado a mantener. Hecho este que, por sí solo, ya sirve para hacerlo reo del delito por el que se le juzgaba. Pero el Tribunal Supremo, por una amplia mayoría de cinco a dos, ha entendido que el conjunto, de inicio hasta el final, es un todo unido y con García Ortiz al mando de la operación.

Es una sentencia que merece la pena leer. Más valdría que lo hicieran quienes la desprecian y dan por hecho que será de seguro tirada a la basura, tras haber emitido su dictamen el Supremo Juzgador y Hacedor Pedro Sánchez, por el Tribunal Constitucional. Más les valdría a los 'Pumpidos' el tentarse la ropa antes de tomarse atribuciones que no tienen, no son ninguna instancia superior de casación del Supremo y la larga y cuidadosa sentencia emitida por el tribunal sugiere una advertencia a que hay cosas que el Tribunal Constitucional ni siquiera puede entrar a juzgar y que si tal hiciera pueden ser ellos los que queden fuera de la Ley.

Más allá de la algarabía la sentencia supone un enorme desgarrón, como lo son los descalabros continuos en el Parlamento y la incapacidad total de sacar ni Presupuestos ni leyes adelante, o sea de gobernar. Todo se cae a cachos. Pero donde la ciudadanía se ha empezado a dar cuenta del derrumbe y las escombreras, de que esto ya no hay viga que lo sostenga y que los muros y techo se están viniendo abajo, es en el pandemonio que ya se ha montado desde Ferraz a la más recóndita agrupación. Los acosos sexuales denunciados por mujeres socialistas están siendo el detonante final de una imagen de postal mafiosa que protagonizaban los antes vistos como aguerridos heroicos compañeros y ahora son la casi al completo enchironada 'banda del Peugeot'. Esa sensación interna, de desplome y caída de caretas, es ya más que el preludio del capítulo final. Ya ha empezado. Pero la agonía puede durar y mucho. Porque sencillamente no tiene otra que quedarse donde está, porque ya no tiene dónde ir. O sí. Pero es ahí donde bajo ningún concepto quiere acabar. Ustedes y yo sabemos donde es.

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