Gregorio Ordóñez

Hace 30 años que ETA asesinó a Gregorio Ordóñez. No le conocí. Pero un día le estreché la mano. Militando en el PP de Madrid, fuimos a apoyar la campaña electoral del PP del País Vasco, en las elecciones al Parlamento vasco, celebradas en octubre de 1994. Acto en pabellón deportivo junto al estadio de Anoeta, en San Sebastián. Llegamos con una bandera española enorme, y fuimos convenientemente insultados y apedreados por unos cuantos hijos de terroristas. Dentro un acto electoral atípico, dado que los asistentes locales participaban como si se tratara de un acto de una organización clandestina. Los de fuera, acostumbrados a otra cosa, íbamos con nuestras banderas españolas, del PP y con carácter festivo. Al salir, Gregorio Ordóñez estaba en la puerta despidiéndose personalmente de todos los asistentes. Me dirigí a él: «Goyo, ¡mucha suerte!». Me dio la mano, me miró, y me dijo: «Aquí no hace falta suerte, hace falta justicia». Desgraciadamente, a día de hoy, todavía hace falta. DEP, Goyo.