Fundado en 1910

Cartas al director

La naturalización de la pornografía

En los últimos días, la atención mediática se ha centrado en Kanye West y Bianca Censori, quienes han causado sensación en diferente ventos como los premios Grammy y la Semana de la Moda de París. Han sido objeto de controversia por sus atuendos casi completamente transparentes y sus actitudes provocadoras, lo que ha generado un debate sobre cómo la pornografía se ha naturalizado en nuestra sociedad y cómo las imágenes de parejas en las que la mujer aparece «sometida» a un tipo determinado de belleza reflejan una dependencia que persiste a pesar del supuesto empoderamiento femenino.

La moda y la pornografía se han fusionado en una cultura de hiperconsumo narcisista, donde la belleza y la sexualidad se comercializan y exponen de manera explícita y continua. Desde una perspectiva sociológica, la «naturalización de la pornografía» puede entenderse como una extensión de la «objetivación de las mujeres», donde su valor se mide en términos de su apariencia física y su capacidad para atraer la mirada. Este fenómeno perpetúa estereotipos de género y refuerza la idea de que la mujer debe someterse a ciertas normas de belleza restrictivas s en su comportamiento y apariencia para ser aceptada y valorada en la sociedad.

La exposición constante de cuerpos femeninos en contextos públicos y privados contribuye a una visión distorsionada de la sexualidad y la relación de comunicación real entre los géneros. Esta visión tiene efectos negativos en la autoestima y la autonomía de las mujeres, quienes pueden sentirse presionadas a conformarse con estas expectativas para ser aceptadas, valoradas, queridas y deseadas.

Por otro lado, en este mundo de pornografía libertaria, las «mujeres mayores» a menudo están subrepresentadas o invisibilizadas en la mayoría de los medios. El modelo de belleza que se vende sigue estando alejado de la realidad diaria de la mujer mayor. Solo la mujer joven, desnuda y estilizada es considerada verdaderamente bella y deseable, y si está desnuda, mejor. Esto refuerza el ideal de que la juventud es sinónimo de valor de cambio, dejando a las mujeres mayores en una posición de marginalidad y falta de reconocimiento, puesto que no son jóvenes, ni se desnudan, ni están estilizadas (artificialmente).

Es fundamental reconocer el valor y la belleza de las mujeres en general y en concreto de aquellas que han pasado los 50 años, más allá de los cánones y estereotipos impuestos por una sociedad hiperconsumista y de tecnología narcisista. Al hacerlo, se reivindica la diversidad y se combate la marginalización basada en la edad, promoviendo una visión más inclusiva y equitativa de la belleza sin edadismos, ni pornografías naturalizadas.

Carmen Núñez Cuenca

tracking

Compartir

Herramientas