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20 de abril de 2024

editorial

La obscena campaña sanitaria contra Madrid y Ayuso

Que el Gobierno que peor gestionó la pandemia en toda Europa, colocando a España a la cabeza de la mortalidad mundial, se permita acosar a la Comunidad de Madrid con esta sevicia, roza lo repugnante, pero no es nada novedoso

Actualizada 08:06

La convocatoria de una huelga general en la Atención Primaria de la Sanidad madrileña, jaleada con obscenidad desde el Consejo de Ministros, coloca el conflicto en sus auténticos parámetros: no estamos ante una razonable disputa laboral en la que los profesionales sanitarios denuncian problemas objetivos y exigen soluciones razonables; sino ante una burda campaña política que pretende enfriar las abrumadoras expectativas electorales de Díaz Ayuso.
Nada fue más caótico y molesto para el ciudadano que ver cerrados buena parte de sus centros de salud durante dos años de pandemia, lo que en sí mismo desmonta la coartada de la queja: peor que esa clausura física, sustituida por una atención telemática, no puede ser la reapertura de 80 servicios de urgencias, por mucho que en una parte de ellos haya enfermeros y celadores pero los médicos atiendan por plasma.
No es con deplorables asonadas sindicales como se atienden y subsanan los problemas que sufre el servicio público sanitario, que tiene lagunas evidentes en Madrid, pero mayores en toda España.
En la región más renuente a la izquierda política, derrotada con estrépito en las urnas una y otra vez, se cubre el 100 por cien de las plazas sanitarias ofertadas, que han crecido además en 4.641 puestos desde la pandemia. Las listas de espera reconocidas por el Ministerio de Sanidad son sensiblemente inferiores a las de tantas otras Comunidades gobernadas por el PSOE en las que no existe ruido político ni sindical.
Y las encuestas a los usuarios y a la calidad del sistema o de sus hospitales arrojan unos resultados de satisfacción y eficacia que pocas regiones logran no solo en España, sino también en Europa.
¿Significa eso que no hay margen de mejora o que no existen problemas serios necesitados de respuesta? Obviamente no: la carencia de profesionales de la Medicina es un problema nacional que golpea intensamente en Madrid; y las retribuciones de sus plantillas son francamente mejorables.
Nada que no pueda decirse de la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas y que responde, entre otras razones, a la incompetencia del Gobierno, y específicamente de sus Ministerios de Sanidad y de Educación, para facilitar el acceso al sistema público de los titulados en las facultades, varados a menudo en un procedimiento, el denominado MIR, que les aleja de los puestos que podrían ocupar.
Que el Gobierno que peor gestionó la pandemia en toda Europa, colocando a España a la cabeza de la mortalidad mundial, se permita acosar a la Comunidad de Madrid con esta sevicia, roza lo repugnante, pero no es nada novedoso.
Desde hace tres décadas, el PSOE ha asustado a los madrileños con la privatización de su Sanidad, les ha asustado con su exclusión del servicio si no van pertrechados de una tarjeta de crédito y ha hecho todo lo posible por demoler la imagen de un sistema que es razonable en toda España y especialmente eficaz en Madrid.
Los profesionales del sector merecen ser escuchados y atendidos, sin duda, pero también es responsabilidad suya frenar la deriva demagógica que han emprendido quienes dicen hablar en su nombre: desde los partidos de la oposición madrileña hasta los sindicatos del sector, pasando obviamente por las demagógicas plataformas que, en supuesta defensa de la sanidad pública, la deterioran como nadie. Ya está bien.
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