Elecciones sucias
El Gobierno ha tomado y sigue tomando decisiones encaminadas a lo que en tiempos del caciquismo se llamaba compra de votos
Existen evidencias de que las próximas elecciones generales van a celebrarse bajo la sospecha de la suciedad. El Gobierno que disfrutamos incorpora elementos que amparan dudas más que razonables sobre su limpieza. No creo que se trate este asunto en la tan cacareada moción de censura que se inicia hoy. Se ampliarían las previsibles y justas críticas a la gestión del desgobierno de Sánchez que escuchamos ya en cada pleno del Parlamento sin respuestas de los ministros, que están a otra cosa. Parecida estrategia de ninguneo empleará Sánchez en la moción aparte de hacer oposición oportunista y facilona al ausente Feijóo.
Siguiendo a Sánchez todo el Gobierno ejerce de oposición de la oposición. Los ministros se evaden cuando desde la tribuna parlamentaria se les exigen explicaciones, y lo hacen incluso con las mismas palabras del argumentario que elabora Ferraz. Podían tener alguna idea propia, pienso yo. El último ejemplo llamativo que me llega lo protagonizó la inefable María Jesús Montero que en una interpelación del diputado de Vox José María Figaredo salió por los cerros de Úbeda preguntándole por qué no interpelaba nunca al PP. O se hacía la tonta, papel que interpreta de maravilla, o no sabe que quien tiene que dar explicaciones parlamentarias es el Gobierno.
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Esta ministra, con parecida actividad neuronal que algunos de sus colegas, es médico y, demostrando insolvencia, aseguró en el Congreso que la sanidad pública la había inventado Felipe González. Pues así todo. Sánchez proclamó que las pensiones fueron iniciativa del socialismo, olvidando, por ejemplo, a los jefes de Gobierno Posada Herrera, Silvela y Maura, no precisamente socialistas, y a Franco, con perdón, y aseguró que Rajoy congeló las pensiones cuando quien las congeló fue Zapatero en 2010. Algún pseudohistoriador de Cataluña afirma, y sin llevar copas encima, que Colón era catalán, y así las cosas no me extrañaría que el ministro de Cultura, que no creo tenga muchas más lecturas que mis nietos, llegue a decirnos un día que el velamen de las carabelas colombinas exhibía el puño y la rosa.
El Gobierno ha tomado y sigue tomando decisiones encaminadas a lo que en tiempos del caciquismo se llamaba compra de votos. En mi gremio, copiando al mundo taurino, hubo una época en la que se hablaba de los sobrecogedores, o sea los plumillas que recibían sobres. Hace años escribí un cuento sobre ese tema que anda incluido en antologías. Los nuevos tiempos han cambiado el sistema. El Gobierno ha ampliado de nuevo en cientos de millones la publicidad institucional y otras fórmulas generosas. Así acaso se explique el éxito de la estrategia de minimizar y ensombrecer el caso Mediador dando protagonismo y luz a la Guardia Civil. Luego llega la toga, ensuciada por el polvo del camino, y Tito Berni no pisa la cárcel porque la fiscalía es de quien es, ya lo dijo clarito Sánchez. Y se habla muy poco de los contratos del marido de la directora general de la Guardia Civil investigados por la UDEF.
El Gobierno abrió la mano en la concesión de la nacionalidad española a todo el que la pidiera. Ya no sólo llega a los hijos y nietos de españoles, también a los bisnietos. Los consulados están copados por solicitudes y se estima que los interesados podrían ser cientos de miles. Y ahora nos enteramos de que la secretaria de Estado de Cooperación Internacional y secretaria del área del PSOE del Exterior en la Comisión Ejecutiva Federal socialista, Pilar Cancela, protagonizó en Caracas lo más parecido a un acto de campaña electoral para animar a los asistentes a solicitar la nacionalidad española. No conozco la agenda de la secretaría de Estado y al tiempo dirigente socialista, pero me temo que el viaje a Caracas no seré el último sino el primero de una amplia gira.
El ministro Albares se desvinculó del viaje; seguramente Cancela ha estado en Caracas no como secretaria de Estado de su ministerio sino como jefa del área del PSOE del Exterior, aunque el embajador Ramón Santos la organizó un agasajo como alto cargo de Exteriores. Ya Carmen Calvo ante una pregunta sobre cierta afirmación de Sánchez, respondió con desparpajo que eso lo dijo Pedro Sánchez no el Presidente del Gobierno. Esa dualidad personal de los dirigentes socialistas merecería una tesis doctoral. O mejor no.
Si a esas trampas electorales, que no son otra cosa, sumamos la nueva política de legalización de inmigrantes, considerando casos extremos como la denuncia en el Congreso, hace unos años, de la existencia en Barcelona de un piso (exactamente en la Avenida Meridiana) con 17.000 inmigrantes empadronados, la falta de respuesta urgente a las ocupaciones de viviendas y la posibilidad de empadronarse en ellas, queda clara la intención de conseguir votos como sea.
No insistiré en otras iniciativas con claro propósito de sumar votos, como dar viáticos a jóvenes para adquirir material de entretenimiento, subvencionar a sectores sociales concretos e influenciables, y regar de dinero y servicios a inmigrantes incluidos ilegales. Por no hablar de los cambios en la cúpula de INDRA, unida en España a las elecciones y al escrutinio de votos. Seguro que olvido algunos ejemplos más. Además de lo que se les ocurrirá desde ahora; no dejarán de maquinar para tiznar las urnas.
Supongo que la oposición denunciará estas trampas en la UE, aunque no confío en la atención de doña Úrsula, abducida por Sánchez como una colegiala.
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