Hablemos a las claras del mayor de nuestros peligros
Pensiones. El lío que se ha montado con este tema en el minibús del gobierno representa el estropicio de mayor magnitud causado por el viejuno socialismo
El show exhibido con el famoso decreto autobús no es más que la expresión de una perjudicial suma de errores y fracasos. El primero, su propio nombre, ómnibus, que supone legislar de una manera que no se explica en ninguna facultad de derecho. Por razones de espacio analizaremos unos pocos de estos fracasos; pero cada punto del decreto refleja uno.

La primera conclusión, sobre la que ya me he extendido otras ocasiones, es que el modelo territorial definido en el Título VIII de la Constitución es un fracaso antipatria que debe ser enmendado con urgencia, ya que muestra que unos estaditos norteños deciden y reciben y los demás callamos y pagamos.
Bonos del transporte público. Este asunto refleja directamente dos cuestiones. Una es que el modelo socialista que tenemos no es capaz ni de establecer y mantener un sistema de transporte público de calidad, eficiente y asequible. Y lo segundo que deja ver es que tampoco consiguen que deje de haber personas a las que pagar un simple billete de autobús les suponga un problema. El socialismo interviene los mercados energéticos y los grava con una dura fiscalidad. Dos de los componentes fundamentales de una empresa de municipal, como son el combustible y las cotizaciones de sus trabajadores las hacen incapaces de trabajar de forma asequible. Luego ponen a un grupito de amigos a gestionar el reparto de algo de lo recaudado entre algunas personas; eso tan socialista del que parte y reparte se lleva la Koldo parte.
Bono social para la electricidad. Volvemos a ver los fracasos del socialismo. Por un lado, se evidencia su inherente habilidad para generar pobreza y por otro la nefasta política energética que produce su intervención en los mercados. Primero impone una política absurda e ineficiente a las fuentes de energía gastando millones para desarrollar proyectos que destruyen la naturaleza y encarecen la energía. Y por otro imponen una fiscalidad injustificada a la electricidad. En mi factura del pasado diciembre se me indica que el 22,2% de la misma corresponde a impuestos y ¿cargos? , que se suman a los que ya han sufrido previamente las operadoras. Pero también se me cobra un impuesto camuflado llamado bono social. De nuevo nosotros pagamos el bono para que un grupito de amigos reparta el pastel entre algunos beneficiados. Aquí, lo socialista es que el que parte y reparte se lleva la Ribera parte.
La dana. Simplemente diré que hace falta ser muy canalla para condicionar las ayudas por la tragedia a la consecución de otros objetivos socialistas, cuando ha estado más de dos meses sin pedir cantidad alguna al fondo de recuperación de Europa.
Parecido a lo anterior, también hay un apartado de ayudas a personas vulnerables. Con esto el gobierno viene a reconocer que es incapaz, como buen socialista, de erradicar la pobreza, o al menos que sea residual. La UE ya nos ha llamado la atención por el desmesurado crecimiento del índice de pobreza con especial preocupación en lo que afecta a la infantil. Habitual consecuencia del socialismo que se empeña en no aumentar la renta disponible de los ciudadanos, no. Pretenden repartir entre los pobres generados por ellos algunas cantidades obtenidas del crecimiento de la deuda pública para tener más pobreza el día de mañana. Aquí el que parte y reparte se lleve la Cerdán parte.
Pensiones. El lío que se ha montado con este tema en el minibús del gobierno representa el estropicio de mayor magnitud causado por el viejuno socialismo.
España tiene un sistema de pensiones de los denominados de reparto que se caracteriza porque las personas en activo en un momento dado, pagan las pensiones de los jubilados a esa fecha. Aquí la estructura de la pirámide poblacional es un condicionante consustancia del sistema. En los sistemas de capitalización o en los mixtos se elimina este problema. Holanda, por ejemplo, ha mudado recientemente de su sistema mixto a uno de capitalización. Nosotros seguimos en el obsoleto sistema de reparto por pura patología socialista.
Hay datos concretos que mencionar. El gasto total del sistema para este año será de 216.000 millones de euros. Para pagar esto y desde que llegó Sánchez, la deuda de la Seguridad Social ha crecido un 261%. Pero es que además el propio gobierno evidenció su fracaso cuando en el 2023 además subir cotizaciones y deuda creo el M.E.I. el Mecanismo de Equidad Intergeneracional. Esto es un impuesto adicional camuflado que pagamos trabajadores y autónomos para generar un fondo que trate de mitigar la falta de dinero para las pensiones futuras. ¿Previsores? Me temo que no, que es una forma de sacar pasta para la deuda.
Se nos dice que la falta de cotizantes se suplirá con los emigrantes. Miren ustedes, el origen del cotizante es indiferente en la cotización. Lo imprescindible para que alguien cotice a la seguridad social es que tenga trabajo y siendo el país con la tasa de paro más alta de Europa, incluso tras los camuflajes Yoli, no se puede ser optimista a este respecto. Pero además, con la reducción creciente de la renta disponible de los ciudadanos y el deterioro del PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo, no parece previsible que nuestra economía vaya a crear empleo. Lo lógico y peligroso es que además de que los emigrantes se terminen distribuyendo por Europa, nuestros jóvenes de hoy también se vayan a buscarse las lentejas en otros lares, como Argentina, reduciendo aún más nuestra base futura de cotizantes y perdiendo talento.
Para terminar el destrozo, la desincentivación por el tratamiento fiscal a los fondos y planes privados que puedan completar las pensiones hace que en España no contemos con ello. Estos activos financieros representan en Holanda el 213 % del PIB. El 174 % en EE.UU. Un 120 % del PIB en Reino Unido y un ridículo 14 % del PIB en España
Para crear empleo hay que liberalizar y dinamizar la economía. Y para aumentar los futuros trabajadores hay que hacer crecer la renta disponible de los ciudadanos como forma de fomentar la natalidad. Ninguna de estas dos cosas las hace el socialismo patológico que padecemos.
La razón por la que en el título del artículo hablo de peligros es porque estos fracasos socialistas tienden a cronificarse y agravarse. Nadie parece liderar una propuesta radicalmente liberal. El PP vota a favor del socialismo y VOX parece estar callado. Pongamos esperanza en nuestros jóvenes. Necesitamos un país con un proyecto totalmente liberal y un líder que tome medidas desde el primer día.
- José Antonio García-Albi Gil de Biedma es empresario