400 euros para cultura popular fundamental
El presidente decidió gastarse sólo 192,8 millones de euros, que salen de multiplicar los 400€ por la cifra oficial del INE de jóvenes que a 31 de diciembre tenían 16 años y que en 2022 tendrán 18 primaveras y que son 481.883 personas
El 6 de octubre la ministra de Hacienda se tiraba de los rizos, porque tenía cerrados los Presupuestos Generales del Estado para 2022 y el jefe decidía que era muy importante anunciar dos medidas juveniles que no estaban pensadas, que van a suponer un gasto adicional. Un gasto que no estaba presupuestado y que no tiene contrapartida de ingresos y que por lo que veo va directamente contra la línea de flotación del déficit público.
El presidente decidió gastarse solo 192,8 millones de euros (que salen de multiplicar los 400€ por la cifra oficial del INE de jóvenes que a 31 de diciembre tenían 16 años y que en 2022 tendrán 18 primaveras y que son 481.883 personas), cantidad que, si se extiende a dos años la subvención, la cifra rondará los 400 millones de euros.
No es que esté en contra de que los jóvenes reciban ayudas para poder acceder al mundo real, pero lo que me gustaría es que el presidente del Gobierno y el Gobierno entero, se dedicasen a pensar en cómo podemos arreglar el problema del paro juvenil y no en crear una medida únicamente de marketing para comprar adhesiones entre un colectivo que va a entrar en el juego electoral, es decir, intentar influir en casi medio millón de nuevos votantes que hasta ahora estaban fuera del circuito.
Que a 481.000 jóvenes les den una tarjeta con 400 euros para que puedan ir a un centro comercial a comprar, posiblemente, videojuegos, no creo que sea la mejor manera de que nuestra juventud acceda a este bien tan necesario como es la cultura.
La nueva subvención, completamente improvisada, como la mayoría que salen de la fábrica de Moncloa, se anuncia el día de antes de que la luz alcance los 288 euros por megavatio hora y en pico alcance los 319 euros. Moncloa y su presidente necesitan cortinas de humo, para que dejen de hablar de la factura de la electricidad, para que se hable de medidas juveniles –aunque éstas no sirvan más que para gastar casi 200 millones de euros– sin que importe si este dinero sirve para fomentar la cultura o se utiliza para otro tipo de cosas.
Seguro que aquel joven que está necesitado de este dinero para poder comprar libros para su primer curso de Universidad lo va a usar correctamente y además le va a venir muy bien, pero cuando algún día se analice a dónde ha llegado el gasto real, si es que puede llegar a analizarse, podremos comprobar que fue de nuevo un cartucho gastado, al estilo de los del Plan E y de su insigne progenitor el socialista José Luis Rodriguez Zapatero.
La conocida picaresca española, puede convertir estos 400 euros para cultura de los jóvenes de 18 años, en «y nos vamos los dos de 'lerele lele' a un botellón organizado donde vamos a compartir 'cultura popular fundamental'».
José Ramón Riera es economista y empresario
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