Católicos, evangelistas y un 'pope' ortodoxo en un pueblo de 1.200 personas: los avances ecuménicos
El trabajo silencioso pero de nueva vinculación entre las distintas expresiones cristianas empieza a hacerse ver no solamente en las grandes urbes sino también en lugares recónditos de Burgos
Los gestos del Papa Francisco durante su pontificado para mostrar la unidad de los cristianos ante determinados retos de los pueblos de hoy en día, como ante la migración o la creciente secularización, ha ido generando sus frutos en las diócesis del mundo occidental. Sin ir más lejos, solamente en la ciudad de Burgos, se estima que la población ortodoxa ronda las 2.000 personas. Aunque también hay ortodoxos búlgaros y otros georgianos, la inmensa mayoría de ellos se integran en la parroquia ortodoxa rumana de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, que funciona en la provincia desde hace casi quince años y cuya cabeza visible desde enero de 2020 es Marius Joan Ferent Pipas, uno de los 125 sacerdotes o «popes» que integran el único obispado ortodoxo rumano de toda España y Portugal.
Mientras el sueño de contar con su propio templo en la ciudad burgalesa se va materializando, la comunidad ortodoxa ha celebrado ya sus liturgias en la parroquia de la Ventilla. En concreto, en la iglesia de las madres Trinitarias, tal y como cuentan desde la archidiócesis y de cuya historia se ha hecho eco la Agencia SIC de la Conferencia Episcopal Española. Fue en julio de 2020 cuando Marius rubricó un acuerdo con la parroquia de El Salvador , en el pequeño municipio de Villatoro, que permitía a los cristianos de ambas confesiones hacer un uso compartido del templo. Pasado año y medio del acuerdo, tanto Marius como el párroco católico de El Salvador, Emilio Maestro, manifiestan que entre ambos «existe una buena relación» y que la experiencia está sirviendo para que católicos y ortodoxos derriben muros y se conozcan mejor.
Una «Iglesia hermana»
Marius, de hecho, considera a los católicos como su «Iglesia hermana» y a Emilio como su «hermano sacerdote». «Es muy cariñoso y atento, y también la gente y los colaboradores de la parroquia, especialmente Leo, que nos tratan muy bien», asegura el pope. Las dificultades logísticas de los primeros meses, los acuerdos para las horas de uso del inmueble y la obligación de compartir espacios comunes han dado lugar a un «clima muy fraterno» y «una suerte para la parroquia», tal como indica el propio Maestro. «Nos sentimos cristianos que acogemos a estos hermanos que necesitan espacio. La comunidad parroquial es consciente de que está haciendo una buena obra», subraya.
Aunque el trabajo ecuménico tiene el fin de una efectiva reconciliación entre las confesiones cristianas divididas a lo largo de los siglos, la unión doctrinal está todavía lejos de producirse. Mientras tanto, la relación entre los católicos y ortodoxos en Villatoro es un ejemplo de «ecumenismo práctico», un «paso previo» a la comunión dogmática y que posibilita las «condiciones para un conocimiento recíproco», indica el pope ortodoxo. De hecho, aunque la relación entre ambas confesiones es buena, sus pastores sostienen que deberían «poner en marcha más gestos concretos» de comunión entre sus fieles, quizás con una celebración ecuménica conjunta, la asistencia a las liturgias de las otras confesiones o, simplemente, una reunión para tomar algo o aprovechar el periodo navideño para cantar de forma conjunta una loa a Dios.
Emilio y Marius participaron la semana pasada junto a Agustín Melguizo, el pastor de la iglesia evangélica de la calle Pesac de la capital, en la oración ecuménica conjunta organizada con motivo de la semana de oración por la unidad de los cristianos. Y es que, como indican, rezar juntos, conocerse más y compartir, es el ecumenismo más real y auténtico que pueden llevar a cabo.