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19 de abril de 2024

Niños rezando el Rosario en Ucrania

Niños rezando el Rosario en UcraniaACN

Una religiosa dominica desde Ucrania: «Seguiremos cuidando de los niños, pese a la guerra, no nos iremos»

Ucrania ha sido el segundo país que más ayuda requirió en 2020. Los estragos del conflicto que desde hace años asola a parte del país no merma la labor de la comunidad dominica con los niños más vulnerables

El pasado 26 de enero, el Santo Padre convocó una jornada de oración por la paz. En aquel entonces pedía a todos los católicos del mundo «rezar por la paz con el Padre Nuestro: es la oración de los hijos que se dirigen al mismo Padre, es la oración que nos hace hermanos, es la oración de los hermanos que imploran la reconciliación y la concordia». Ucrania es un pueblo que sufre; han pasado hambre, han sufrido mucha crueldad y merecen la paz», recalcó en aquel entonces.
Si hace unos días conocíamos la historia de Andriy Zelinskyy, el sacerdote que lleva a Cristo a las trincheras de Ucrania, hoy nos llega, gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el trabajo de la religiosa dominica María Mayo, que desde Kiev atienden a la Casa de los Niños de Dim Ditey, destinada a ayudar a los menores más desfavorecidos. 
En el programa Perseguidos pero no olvidados de Radio María y la fundación pontificia ACN, ha mandado un mensaje de agradecimiento y tranquilidad: «Muchas gracias por las oraciones, son muy necesarias. Pero aquí vivimos con normalidad, llevamos ocho años de guerra en el este del país y vivimos con tranquilidad este momento de tensión».
La religiosa lleva, tal y como cuenta Josué Villalón para ACN, diez años viviendo en Ucrania aunque antes ha estado en distintos países de África, donde, también entonces, ha tenido que lidiar con las tensiones propias de un conflicto armado. «Recuerdo que en aquel entonces las madres catequistas de la misión nos daban las gracias por seguir con ellos pese a la guerra. Ahora está claro que no queremos irnos. Cuando llegue ese momento habrá que volver a discernir si ponemos a los demás en riesgo por hacerlo. Pero cuando lleguemos a ese puente ya cruzaremos ese río», reconoce la religiosa.
Comunidad de dominicas con los niños de la casa Dim Ditey

Comunidad de dominicas con los niños de la casa Dim DiteyMaría Mayo

La Iglesia presente desde el comunismo

Ucrania es un país de mayoría cristiana, donde los ortodoxos suponen más del 70 % de la población, según datos del Informe Libertad Religiosa en el Mundo 2021 de ACN. Los católicos son solo un 10 %, unos cinco millones de personas, de los cuales, la mayoría, son de rito bizantino, aunque también hay un pequeño grupo de católicos de rito latino, cerca de 500.000 fieles. Según cuentan desde Ayuda a la Iglesia Necesitada, desde hace más de 40 años, la ACN lleva trabajando en Ucrania, antes incluso de la caída del comunismo. Solamente en 2020, el país del este de Europa fue el segundo que más ayuda requirió. Los fondos destinados por la fundación pontificia fueron destinados, principalmente, para la formación del clero y la reconstrucción de iglesias, monasterios, seminarios y casas parroquiales; de los cuales muchos de ellos fueron confiscados o destruidos durante el control soviético.
La Casa de Dim Ditey, por su parte, ha recibido también apoyo de ACN para la reparación del tejado de este hogar y, en los últimos tiempos, para la atención sanitaria de los niños frente a la COVID-19. La dominica Mayo agradece este apoyo y resalta «su presencia constante, no solo ahora frente a este conflicto, sino siempre dando visibilidad a Ucrania, un país que ha sufrido mucho en el pasado comunista, pero que sigue sufriendo».

Vivir en paz cuando más se necesita

Magda Kaczmarek, responsable de proyectos de ACN en Ucrania ve con positividad la llamada del Papa a rezar de nuevo por Ucrania: «Queremos seguir también la llamada de los obispos ucranianos. Nuestros hermanos y hermanas siempre rezan por nosotros y ahora necesitan que les devolvamos este gran regalo». La guerra en el este de Ucrania entre el Ejército y los separatistas prorrusos del Donbás ha dejado miles de fallecidos y más de un millón y medio de desplazados.
María Mayo concluye recordando el Evangelio de Jesús: «No tengáis miedo yo estoy con vosotros para siempre». «Hay que vivir con calma y cada uno es necesario en el sitio y el momento en el que se encuentra», recuerda esta religiosa. «Hay que vivir las situaciones que nos toquen en paz y no vivirlas antes de tiempo, aquí seguiremos siempre al servicio de los más necesitados», concluye.
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