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Uno de los lampadarios de Luzea en el santuario italiano de Santa María Goretti

Uno de los lampadarios de Luzea en el santuario italiano de Santa María GorettiLuzea

Una app española para encender velas a distancia: ya están en Covadonga, el Rocío y Torreciudad

«Ponemos la tecnología al servicio de la fe», explican desde Luzea, que ha prendido ya casi 25.000 «en remoto»

Cómodamente sentado en el sofá de casa o frente al ordenador en la oficina se accede a la aplicación, se escoge una iglesia, se introduce una intención, se hace un pequeño donativo y, al momento, se enciende una vela durante 24 horas que se puede ver, además, a través de la webcam ubicada frente al lampadario. Es el original funcionamiento de Luzea, una app desarrollada en España y que se encuentra disponible tanto para IOS como para Android, para prender velas de iglesias a distancia. «Ponemos la tecnología al servicio de la fe», explican sus promotores, quienes aseguran que «llevamos tu luz donde no creías poder llegar».

Su objetivo es ambicioso: «Convertir Luzea en la app número 1 de encendido de velas presente en todo el mundo y ser el canal de donativos adicional de referencia». «Nuestras velas son reales, de cera, con una luz muy similar a la de una llama, y se encuentran en diferentes iglesias del mundo. Y lo más importante: permiten encenderse desde la distancia», añaden. Algunas de esas iglesias son de sobra conocidas: el santuario de Covadonga (Asturias), el del Rocío (Huelva) o el de Torreciudad (Huesca), además de numerosas parroquias en España e Italia. Hasta el momento llevan cerca de 25.000 velas encendidas.

En Covadonga, precisamente, han informado de que ya está disponible este sistema. «Los devotos de la Santina que se encuentran más lejos del santuario, y que con frecuencia solicitaban al Cabildo el encendido de una vela, podrán hacerlo directamente, sin más intermediarios que la aplicación», han comunicado en una nota.

El dinero de las limosnas se destina «a las diócesis y hermandades que figuran como titulares de cada uno de los lampadarios, siendo ellas quienes los gestionan y deciden el uso de los mismos». Gracias a ellos, «sufragan las propias necesidades de las diócesis, a las Cáritas, a los programas urgentes motivados por la crisis económica y por las emergencias sanitarias, a los centros para mitigar la pobreza y al mantenimiento y rehabilitación de templos».

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