Los primeros 100 días del Papa León XIV
Hace 100 días supimos que el cardenal Robert Prevost era la nueva cabeza de la Iglesia Católica y ya es posible proyectar las características de lo que será el nuevo pontificado y cuáles sus desafíos
La trayectoria de León XIV dice mucho. Además de ser un hombre reservado, de pocas palabras y que de preferencia escucha, estamos enfrente de un misionero. Un sacerdote formado bajo las enseñanzas de la espiritualidad agustiniana, que desde muy temprana edad, experimentó el ansia de extender las enseñanzas del Evangelio por el mundo entero. Ese impulso lo llevó a Perú, donde desarrolló una muy fecunda labor pastoral y llegó a ser obispo de Chiclayo.
Como señalara Andrea Tornielli, editor en jefe del Dicasterio para las Comunicaciones del Vaticano, «este es un Papa que viene de la periferia». Si se considera a los pontífices de los últimos 100 años, todos provienen de grandes diócesis urbanas, como Buenos Aires, Múnich, Cracovia, Venecia. Su origen episcopal, un territorio rural y pobre de Hispanoamérica, le imprime un sello distintivo.
Sin embargo, su biografía no se agota allí. Otro aspecto relevante lo constituye su formación académica: matemático, filósofo, teólogo y doctor en derecho canónico, es decir, casi todas disciplinas muy importantes para entregarle el mejor gobierno a la Iglesia. Asimismo, también marca su talante el ser un verdadero ciudadano del mundo. Nacido en EE. UU., con un padre de origen francés, una madre de ascendencia española y él mismo con casi 30 años en Sudamérica. Por 12 años fue el superior de su orden a nivel mundial y conoció culturas muy diferentes. Y antes de ser elegido servía como Perfecto en el Dicasterio de los Obispos, tarea que le dio una visión muy amplia de la geografía de la Iglesia.
Con este telón de fondo, ¿cuáles serán sus principales tareas y desafíos?
Luego de haber pasado algunos días en Roma y de conversar con quienes entienden de estos temas, profesores universitarios, periodistas, sacerdotes y autoridades vaticanas, veo tres planos en donde parece que se jugará la fisonomía de este papado.
El primer saludo del Papa León XIV
Todos coinciden, sin excepción, que la tarea prioritaria será restablecer una unidad debilitada al interior de la Iglesia. Los doce años de Francisco dejaron heridas hay que reparar: sus reformas a la Curia y ciertos aspectos de su estilo y declaraciones produjeron tensiones importantes. Muchos consideran que lo anterior desconcertó especialmente a quienes venían haciendo las cosas y moviéndose de acuerdo con otros cánones. No es un grupo difícil ni díscolo, pero habrá que dedicarles tiempo.
Más compleja es la situación de otros dos sectores que sí han tenido conductas y declaraciones de abierta rebeldía con Roma. Entre estos figuran los representantes de una sensibilidad más conservadora que llegaron a criticar dura y públicamente a Francisco por algunas de sus intervenciones en temas que, según ellos, comprometían asuntos doctrinales.
Se llegó a decir que el Papa se desviaba de las enseñanzas del Magisterio. Probablemente, la situación más grave respecto de la unidad es el caso de los obispos alemanes. Como se sabe, han expresado desde hace ya un tiempo posiciones de mucha independencia respecto del Vaticano tensando hasta lo indecible la relación. Francisco logró sortear una crisis más profunda, pero a León le resultará imposible no zanjar el tema, por el precedente que puede sentar hacia otros episcopados del Primer Mundo europeo. En términos de la unidad eclesial, esta será su prueba de fuego.
Otro frente será el diplomático. El mundo se encuentra ante grandes conflictos, con al menos dos episodios bélicos en desarrollo: la guerra entre Ucrania y Rusia y el conflicto en el Medio Oriente, que amenazan con propagarse. En sus primeras intervenciones públicas, León XIV ya marcó este campo como uno donde estima necesario intervenir. La paz mundial es uno de sus objetivos y empleará todos los medios que le otorgan su ascendiente moral y un experimentado cuerpo diplomático vaticano para contribuir a restablecerla.
En esa misma línea, también ha expresado su preocupación por la enorme polarización que muestra la cultura contemporánea y destacan sus invocaciones a retomar caminos de diálogo y acuerdos.
El Papa León XIV, a su llegada a la Vigilia de Tor Vergata
Sin embargo, su desafío central está en promover una evangelización que se haga cargo de las delicadas cuestiones que plantea nuestro tiempo: nuevas tecnologías e inteligencia artificial, desafíos a la dignidad humana, problemas sociales pendientes, amenazas a la libertad y cuestiones misericordia. Él se ha situado como un continuador de la obra de León XIII, quien con las enseñanzas sociales preparó a la Iglesia para el complejo siglo XX.
León XIV cumple así sus primeros 100 días liderando a la Iglesia. Aún queda mucho por ver y todos sus pasos serán seguidos con expectación: nombramientos, viajes, encíclicas. Lo que hasta ahora sí parece muy claro es que no busca imitar a nadie. Él tiene su estilo y, como me dijo un vaticanista, «lo que más sorprende es que sabe estar…tiene clara su misión y está colocando los mejores medios para cumplirla». El pontificado recién comienza y veremos cómo sale todo. La tarea no es fácil, sin embargo, el viento sopla a su favor.