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14 de mayo de 2024

Padre Pío

Padre Pío

¿Está el santo grial en Florencia? Así lo creía el Padre Pío

Una misteriosa conexión entre San Francisco de Asís y el Padre Pío, el santo italiano de los estigmas, situaría el Santo Grial en Florencia

El Grial es la legendaria copa con la que Jesús celebró la Última Cena y en la que fue recogida, por José de Arimatea, la sangre que manaba de su costado atravesado por la lanza del centurión romano Longinos durante la crucifixión. Se especula mucho sobre el lugar donde se guardaría la copa. Se ha localizado en la Patagonia argentina, en un castillo en Francia, en una basílica en Roma, en el sótano de un convento en Portugal, en Glastonbury en Inglaterra, en la catedral de Valencia en España, por citar algunas hipótesis.
Una de ellas, muy sugerente, afirma que el Grial pasó a manos de dos importantes santos italianos de la Iglesia católica: San Francisco de Asís y el Padre Pío.

Desde san Pedro

Revelan esta trama unos documentos autógrafos, conservados por Alberto Festa, sobrino del médico del Padre Pío, Giorgio Festa, que examinó varias veces sus estigmas. Festa afirma tener bajo su custodia el Santo Grial, un frasco del que un informe pericial encargado por el propio poseedor atestigua su antigüedad en el siglo I d.C.
El Grial fue custodiado inicialmente por San Pedro, quien supuestamente lo guardó consigo durante su estancia en Antioquía (Turquía). Luego no están claras las vicisitudes del cáliz en el que se recogió la sangre de Cristo. Habría ido a parar a manos de los templarios y luego trasladado a Italia, en Venecia, tras la Cuarta Cruzada (1198), en la que los templarios fueron casi exterminados.

San Francisco

Desde entonces, las reconstrucciones sobre el Grial han sido diversas. Una hipótesis es la que lo vincula a San Francisco. Durante su peregrinación, el santo de Asís lo habría dejado en el santuario de la Madonna Incoronata, cerca de Foggia, ciudad del sur de Italia. La presencia de la copa en ese santuario también sería atestiguada por otro santo importante: san Alfonso María de Ligorio, fundador de la orden de los Padres Redentoristas.
En 1916, la copa sería entregada al Padre Pío. El fraile capuchino, en 1968, antes de su muerte, la confiaría a su vez a un cohermano, el padre Cristoforo da Vico del Gargano.
Alberto Festa, imaginativo director y productor de cine, tiene en sus manos una carta manuscrita del Padre Pío en la que se lee: «Al Padre Cristoforo da Vico del Gargano le confío los restos de humildes secretos que me han dado fieles cristianos [...]. Te dejo el pequeño Jarrón Griego del Apóstol Pedro en mi Secreto porque es Regalo de Dios a mi padre y testigo de la inmensa luz. Guárdalo para los pobres de la fe».
El «padre» es San Francisco, de quien el Padre Pío era un profundo devoto.
Existe un informe grafológico sobre la carta, redactado por el experto profesor Alberto Bravo, fechado en 2003, según el cual «el análisis comparativo confirma la trazabilidad de la escritura verificada a la mano de San Padre Pío».

Un pequeño jarrón

Una tesis que nunca ha convencido del todo al padre Florio Tessari, postulador de la causa de canonización del Padre Pío. Para Tessari, «no hay ninguna duda sobre la autenticidad de los objetos, que han sido tasados, pero no tienen ningún significado real, material. Son un símbolo de espiritualidad».
«El jarrón se remonta a la época de Jesús, y es posible que Pedro lo haya tocado. Probablemente fue sacado de unas excavaciones en Tierra Santa y llevado como regalo al padre Pío por creyentes cristianos. Pero sigue siendo un jarrón pequeño que no debe convertirse en un fetiche».
Aún más escéptico se mostró el vicepostulador de la causa de beatificación del padre Pío, el difunto padre Gerardo Di Flumeri: según él, en marzo de 1968 el padre Pío ya no escribía nada, salvo su firma, y esa caligrafía parece demasiado juvenil.

Muy cuestionable

Recientemente, el responsable de una asociación de devotos del Padre Pío consultó los documentos de Alberto Festa y los colgó en las redes sociales, junto con el supuesto cáliz, el Santo Grial. Que conste que el cáliz y la carta firmada por el Padre Pío fueron adquiridos por Festa en 2006, por un valor de unos 75.000 euros. Antes de él, estaban en posesión de un tal Emanuele Cervone, que actuó como intermediario entre los parientes del padre Cristóforo de Vico del Gargano, a quienes el padre Pío se lo habría regalado en marzo de 1968.
El escritor Francesco Guarino, autor de numerosos libros sobre el Padre Pío y estudioso de la espiritualidad del fraile capuchino, comenta a El Debate: «Conozco el asunto. Creo que la posición más autorizada sobre el supuesto Santo Grial y el Padre Pío es la expresada por el postulador y el vicepostulador de la Causa de Canonización. Hay muchos objetos donados al Padre Pío durante su vida, y también se han creado museos en todo el mundo por los muchos devotos del fraile. Atribuir con certeza ese pequeño jarrón al Grial me parece muy cuestionable. El Padre Pío es más bien un gigante de la espiritualidad y de la historia italiana del siglo XX. Dejémosle a ese nivel».
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