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19 de abril de 2024

Pruebas covid en la ciudad de Chengdu (China), el pasado martes

Pruebas covid en la ciudad de Chengdu (China), el pasado martesAFP

China aclara que es «imposible» rastrear los contagios covid tras la relajación de las medidas

La demanda por test de antígenos y medicaciones ha engendrado un mercado negro con precios astronómicos

Los ciudadanos chinos estaban viviendo situaciones extremas desde que comenzó la política 'covid cero'. El pasado 2 de diciembre las autoridades chinas informaron de la retirada de la medida, que no llegó pasados cinco días. Tras esta decisión, han asegurado que la verdadera magnitud de las infecciones de coronavirus en China es actualmente «imposible» de rastrear.
Hace unas semanas una ciudadana china comentó al medio las precariedades que estaban sufriendo desde que el covid llegó. No obstante, después de multitudinarias protestas, el gigante asiático flexibilizó la semana pasada los requisitos de test masivos y cuarentena tras casi tres años intentando erradicar por completo el virus.
Desde la eliminación de la medida más restrictiva y controladora, las cifras de contagios cayeron rápidamente. La Comisión Nacional de Salud comunicó que las cifras no se habían reducido, sino que, como pasa en el resto de países, se habían dejado de contabilizar porque en las grandes áreas del país ya no es necesario someterse a un test para salir a la calle.
«Mucha gente asintomática ya no tiene que participar en pruebas de ácido nucleico, con lo que es imposible determinar con exactitud el número real de personas asintomáticas infectadas», apuntó la Comisión en un comunicado.
Sin embargo, a pesar de los índices, el viceprimer ministro, Sun Chunlan, advirtió a los ciudadanos de un aumento notable de infecciones en Pekín.
Los líderes chinos parecen determinados a seguir adelante con la apertura y las autoridades turísticas de Pekín dijeron el martes que van a reanudar las visitas en grupo dentro y fuera de la capital.

Un país sin preparación

El país se enfrenta a un estallido de casos, pero no tiene nada que ver con los ciudadanos, sino con la gestión de las autoridades sanitarias. Un gran número de ancianos aún está sin la pauta de vacunación completa y los hospitales infrafinanciados sin recursos, por lo que no pueden lidiar con todos los pacientes contagiados que acuden.
Con el país tomando un camino complicado hacia la convivencia con el virus, muchos con síntomas optan por autotratarse en casa. Los residentes en Pekín explican que las medicinas para el catarro están agotadas en las farmacias, donde se forman largas colas.
La demanda por test de antígenos y medicaciones ha engendrado un mercado negro con precios astronómicos y algunos compradores intentan encontrar estos productos a través de «camellos» cuyos contactos circulan por grupos de la aplicación de mensajería WeChat.
En un giro radical en un país donde estar infectado con la COVID-19 era tabú y podía provocar discriminación, los ciudadanos no dudan en publicar en redes sociales su contagio y explicar la evolución de la enfermedad.
«¡He resucitado!», exclamaba un usuario en la red social Xiaohongshu junto a una fotografía de cinco test de antígenos positivos y uno negativo.
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