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30 de abril de 2024

Irene Montero celebra la aprobación de la ley trans con el colectivo LGTBI

Irene Montero celebra la aprobación de la ley trans con el colectivo LGTBIEFE

Otra ley ideológica

El precedente de Reino Unido que alerta de los peligros que tiene la ley trans de Irene Montero

Bien harían los diputados que han votado recientemente la polémica ley trans impulsada por el Ministerio de Igualdad en echar un vistazo allende nuestras fronteras.
Expertos médicos habían alertado durante la tramitación de la norma que, una vez esta viese la luz verde y se empezara a aplicar, podría conducir a muchos menores hacia un proceso irreversible tras haberse convencido de que son trans.
Como estas advertencias no han sido suficientes, miremos el ejemplo de Reino Unido. Allí, el Gobierno británico tuvo que ordenar el cierre de la tristemente famosa clínica Tavistock, que hasta entonces era una referencia de carácter mundial en el tratamiento de menores que pretendían cambiar de sexo.
Habría que mirar un poco más al norte de Londres para encontrarse con Tavistock, una historia de auge y caída de la clínica que se convirtió en una barra libre de cambio sexo hasta ser definitivamente desmantelada. Durante aquella orgía de bloqueadores de pubertad y otros tratamientos, se contabilizaron más de mil denuncias por parte de las familias afectadas.
El testimonio de Keyra Bell, una joven trans arrepentida, fue la gota que colmó el vaso. Los tabloides británicos, tan necesitados de una gota de gasolina para encender la mecha, recogieron un caso que destapaba el gran escándalo: el Sistema Nacional de Salud inglés fue condenado por aconsejarla, primero, y suministrarla tratamiento hormonal después, sin una correcta evaluación psicológica previa.
La joven dijo estar confundida cuando tomó la decisión y una vez iniciado el tratamiento, se dio cuenta que el cambio de género no resolvería sus problemas. El Tribunal Supremo dispuso que la sanidad pública no le ofreció la suficiente información de lo que se disponía a hacer ni la previnieron de las irreversibles consecuencias acaecidas tras las intervenciones.
En julio de 2019, se daba cuenta de que la derivación de menores a Tavistcock continuaba una tendencia ascendente, sobre todo de niñas. El número total de derivaciones entre 2018 y 2019 solo en Inglaterra fue de 624 niños y 1.740 niñas.
Según datos recopilados por la Fundación Amanda, en menos de una década se produjo un aumento del 1.460 % en las derivaciones de niños y hasta del 5.337 % en las niñas.
Además, el 80 % de las derivaciones a este centro era para la franja de edad de entre 12 y 17 años, según datos de The Sunday Times, demostrándose lo vulnerables que son etapas como la pubertad y la adolescencia, donde es muy habitual el rechazo al cuerpo.
Una situación que, hasta que llegaron los escándalos y las denuncias, parece encuadrarse en lo que se entiende por contagio social, y que provoca un efecto dominó. Y todo apunta a que aquí seguiremos por la misma senda.

El libro que lo pondrá todo patas arriba

Sobre lo allí acontecido se sabrá más próximamente. La periodista Hanna Barnes acaba de publicar en su país su nuevo libro, Time To Think: The Inside Story of the Collapse of the Tavistock's Gender Service for Children, disponible en las librerías británicas desdel 23 de febrero.
El manual supone una ampliación de la investigación de la autora para el programa Newsnight de la BBC, que fue premiado por la Royal Television Society. El Financial Times lo nombró uno de los libros que marcarán el debate público en 2023.
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