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18 de abril de 2024

Los ingleses lideran el ranking de viajeros que se hacen test COVID en aeropuertos con Eurofins Megalab.

Los ingleses lideraron el ranking de viajeros que se hicieron test covid en aeropuertos

Diseñan un método para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas en aeropuertos

Cuando una persona tose, habla, o incluso respira, emite gotitas respiratorias en el aire circundante

En 2022, más de 61 millones de personas transitaron por el aeropuerto más concurrido de Europa: Londres-Heathrow. Esto supone que, cada día, más de 160.000 personas de distintas partes del mundo compartieron el mismo espacio. Para evitar los contagios de enfermedades infecciosas, investigadores españoles han diseñado un innovador método para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas en aeropuertos.
Los encargados de crear este sistema fueron científicos del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (Ifisc), de titularidad compartida entre la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Para evitar que los primeros casos no detectados de virus como el coronavirus o la gripe A no deriven en un problema epidemiológico, el estudio plantea un modelo matemático que identifica las zonas con mayor riesgo de contagio en medios de transporte y recoge recomendaciones para evitar su expansión.
En este sentido, cuando una persona tose, habla, o incluso respira, emite gotitas respiratorias en el aire circundante. Estas partículas suspendidas, según publica la UIB, conocidas con el nombre de aerosoles, pueden llevar partículas virales de una persona contagiada. Por eso, la relación entre el número de personas y el espacio disponible es fundamental a la hora de frenar la propagación de enfermedades contagiosas.
Las interacciones sociales cercanas «son fundamentales en la transmisión de patologías infecciosas», por lo que las aglomeraciones y multitudes son un serio riesgo para desencadenar acontecimientos de «superpropagación» destaca José Javier Ramasco, investigador
Los investigadores aplicaron el nuevo sistema para estudiar cómo se expanden virus como la gripe H1N1, la covid 1 y la covid 2, causante de la pandemia de coronavirus. Mediante el análisis de los itinerarios de más de 200.000 individuos anónimos, recogidos en el aeropuerto londinense de Heathrow entre febrero y agosto de 2017, determinaron que las zonas con mayor riesgo de contagio eran bares y restaurantes.
«La peligrosidad de las zonas para el contagio surge como balance entre el número de personas que pasan por allí y el tiempo que permanecen juntas. No siempre estos sitios son los más concurridos, sino que se necesita un tiempo en los contactos para transmitir la enfermedad», explica Ramasco.
Una vez identificados los puntos calientes de contagio, es posible elaborar una política de inmunización espacial para evitar o reducir el riesgo de que el patógeno extienda más allá de los primeros casos no detectados.
Esto se conseguiría a través del uso de rayos ultravioleta, desinfección de superficies o el filtrado del aire. Además, los investigadores señalan que el método puede aplicarse para controlar cualquier otro patógeno no caracterizado (enfermedades emergentes) y que es generalizable a otros medios de transporte. «Se puede utilizar en las estaciones de tren, metro, bus u otros lugares concurridos en los que no es posible mantener distancias interpersonales, como los centros comerciales o los centros de convenciones», remarca.
El proyecto es producto de una colaboración multidisciplinar internacional desarrollada dentro de las Plataformas Temáticas Interdisciplinares del CSIC Salud Global y Mobility 2030. Junto al Ifisc han participado el Instituto Nacional de la Santé et de la Recherche Médicale (Inserm), la Fondazione Bruno Kessler, en Italia, y la empresa Cuebiq Inc, que recoge las ubicaciones de los usuarios y las integra de forma anónima.
Tal y como afirman los investigadores, la implementación de medidas de inmunización espacial en las zonas de mayor riesgo ayudaría a contener y/o retrasar la expansión de agentes infecciosos en aeropuertos de todo el mundo, y sería de especial utilidad en fases iniciales de una pandemia, cuando todavía no se han desarrollado fármacos.
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