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06 de mayo de 2024

Un murciélago cuelga de una rama

Un murciélago cuelga de una ramaPxHere

Estudiar a los murciélagos podría ayudar a defendernos ante la próxima pandemia

La investigadora de coronavirus del CSIC Isabel Sola repasa la naturaleza de estos patógenos y ofrece claves para prevenir su propagación

Monitorizar, estudiar y vigilar a animales como el murciélago o el cerdo como fórmula para prevenir y reducir las posibilidades de una futura pandemia causada por otro virus.
Esta fue una de las principales claves aportadas por Isabel Sola Gurpegui, investigadora de coronavirus del CSIC con 35 años de experiencia, durante una conferencia titulada El surgimiento de virus emergentes: ¿estamos preparados para una nueva pandemia? e impartida este martes en Madrid.
La ponencia, que forma parte de un ciclo de divulgación científica acordada entre Pharmamar y la Residencia de Estudiantes, se centró en realizar una disección de la naturaleza y de los distintos patógenos que han llegado a suponer un problema de salud pública, por un lado; y en extraer lecciones para minimizar el riesgo de una hipotética nueva pandemia, por otro.
Sola, que recordó que los primeros registros de virus en humanos se remontan a hace 11.000 años, coincidiendo con las primeras sociedades agrícolas y ganaderas, apuntó que su reproducción ha sido exponencial, especialmente a partir de la Revolución Industrial de los siglos XVIII-XIX.
No es casualidad, dijo, pues este aumento se corresponde con el progresivo crecimiento de la población humana. Cuanto más densa es una población, más ideales son las condiciones de propagación para un virus, que basa su naturaleza en una rápida transmisión y necesita, por tanto, de numerosos individuos para ello. Algo que, en un mundo hiperconectado como el actual, propicia un caldo de cultivo inmejorable a tales efectos.
Se conocen actualmente unos 200 virus humanos que causan infecciones «más o menos serias», pero los científicos estiman que el número real de los que quedan por descubrir es, aproximadamente, de 300.000. Y eso solo aquellos que viven en mamíferos: en el medio marino, dijo Sola, el volumen de patógenos es considerablemente mayor, y sin embargo su estudio es inversamente proporcional en ese campo.
Una parte de esos 300.000 virus en mamíferos tiene, efectivamente, la capacidad de saltar a los humanos, y es en ellos donde, subrayó Sola, debería incidir la ciencia.

Murciélagos

Los análisis han concluido que los murciélagos son portadores dos de los últimos coronavirus que han provocado epidemias de mayor o menor gravedad (SARS-CoV de 2003; covid de 2020), aunque no se ha determinado con exactitud el animal desde el cual saltaron a los humanos.
Por ello, Sola propone, además de aplicar las medidas de prevención conocidas (actualizar vacunas, aislamiento en caso de contagio…), estudiar a los quirópteros para determinar cuáles de los cientos de virus con los que conviven son más susceptibles de transmitirse a los humanos y acabar provocando una pandemia. Solo así, resolvió, podrán desarrollarse vacunas y antivirales para estar preparados ante su irrupción -algo que, con seguridad, terminará ocurriendo-.
«No quiero ser apocalíptica. Tenemos muchas más herramientas de diagnóstico y de vigilancia que en el siglo XX, por lo que sería bueno que todo lo que hemos aprendido hasta ahora pudiéramos aplicarlo. Pero tenemos que estar preparados; es mejor eso que afrontar las consecuencias», incidió.
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