
Builder.ai
El escándalo de Builder.ai: ¿qué hacían 700 ingenieros indios trabajando como si fueran una IA?
La startup londinense, que prometía revolucionar la creación de aplicaciones mediante IA, llegó a recaudar 445 millones de euros con Microsoft como cliente estrella
Un escándalo sin precedentes ha sacudido el mundo de la inteligencia artificial. Builder.ai, una startup londinense que prometía revolucionar la creación de aplicaciones mediante IA, acaba de colapsar tras revelarse que su supuesto motor de inteligencia artificial era, en realidad, un ejército de 700 ingenieros indios trabajando manualmente. O, mejor dicho, teletrabajando.
Builder.ai se presentó como la solución definitiva para desarrollar aplicaciones sin conocimientos de programación. Su producto estrella era Natasha, una asistente de IA que, según la empresa, permitía a cualquier usuario construir apps tan fácilmente como ensamblar piezas de Lego. El proyecto no tenía fallos: automatización, velocidad y reducción de costes, y todo impulsado por la inteligencia artificial.
La verdad detrás de 'Natasha'
Sin embargo, la realidad era muy distinta. Las solicitudes de los clientes no eran procesadas por un algoritmo avanzado, sino enviadas a una oficina en India, donde 700 ingenieros escribían el código de las aplicaciones manualmente. El resultado eran productos a menudo plagados de errores, funciones que no funcionaban y código de baja calidad, pero con la apariencia de haber sido generados por IA. «Todo parecía inteligencia artificial real, excepto que no lo era», explicó Bernhard Engelbrecht, fundador de Ebern Finance, quien destapó el caso en sus redes sociales.
El engaño no solo convenció a clientes, sino también a inversores de alto perfil. Builder.ai recaudó 445 millones de dólares en ocho años, con Microsoft entre sus principales clientes. Incluso llegó a recibir un préstamo de 50 millones de dólares de Viola Credit en 2023. Los problemas comenzaron cuando la empresa no pudo devolver ese préstamo y el acreedor embargó 37 millones de sus cuentas que dejaron a la compañía sin fondos para operar ni pagar a sus empleados.El fin de Builder.ai
Tras el escándalo, Builder.ai ha entrado en un proceso formal de insolvencia y un administrador judicial en Reino Unido busca recuperar activos y salvar lo que queda del negocio. La empresa reconoció públicamente sus errores y agradeció los servicios prestados a su personal y a sus socios, pero admitió que los fallos cometidos la habían llevado «más allá de la recuperación».
Builder.ai ha entrado en un proceso formal de insolvencia
Este caso ya es un símbolo mundial de los peligros del excesivo interés creado en el sector de la inteligencia artificial. El entusiasmo por la automatización y la presión por lanzar productos inteligentes han llevado a que la ilusión de la IA, más que la tecnología real, atraiga inversiones y clientes. Phil Brunkard, analista de Info-Tech Research Group, reveló que «muchas startups de IA han escalado demasiado rápido, sin controles financieros sólidos ni propuestas realmente diferenciadas».
Presión sobre India
El escándalo también pone de relieve la situación de la industria tecnológica en la India. El país, con millones de ingenieros, ha sido durante años el destino preferido para la subcontratación de servicios de ingeniería tecnológica. Sin embargo, la automatización real por la IA amenaza con reducir drásticamente el empleo en el sector, lo que lleva a empresas y trabajadores a buscar nuevas formas de mantenerse activos en un mercado cada vez más dominado por la inteligencia artificial.
El caso Builder.ai expone las debilidades de la vigilancia y la diligencia debida en el sector tecnológico y plantea preguntas incómodas sobre el futuro de muchas profesiones que, quizá, no estén tan acabadas como se presupone. En la era de la inteligencia artificial, la transparencia y la honestidad van a ser tan valiosas como la innovación técnica.