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29 de abril de 2024

Ilustración anciano persona mayor

La vejez no depende solo de la edad cronológicaLu Tolstova

La edad a partir de la que se considera vieja a una persona, según la ciencia

Investigadores de la Universidad de Stanford distinguieron tres etapas biológicas en un estudio

En un alto número de sociedades de todo el mundo se considera que la vejez comienza a partir de los 65 años, puesto que esta es la edad de jubilación habitual en muchos sistemas de seguridad social.
Aunque este umbral varía en función del país y sus rasgos socioculturales –algunos lo fijan antes y otros después–, lo cierto es que la ancianidad no depende solamente de la edad cronológica, sino de cambios asociados a una merma en salud y de la capacidad física y mental de la persona, entre otros factores.
Por esta razón, y teniendo en cuenta las particularidades que diferencian a cada individuo, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford se propuso diferenciar las distintas etapas de la vida del ser humano en base a criterios biológicos.
Para ello, realizó un análisis sanguíneo de 4.263 donantes de entre 18 y 95 años y concluyeron que, a medida que los individuos se hacen mayores, las proteínas pasan de ser constantes a ir disminuyendo lentamente, hasta el punto de dejar de producirse debido a una baja capacidad de reparación del ADN. Esto implica, en definitiva, una mayor vulnerabilidad a los efectos del envejecimiento en varios órganos del cuerpo.
Con los datos en la mano, los investigadores distinguieron tres etapas:
  • Primera etapa: va de los 34 a los 60 años y los cambios biológicos son más leves. Es lo que se conoce como edad adulta.
  • Segunda etapa: de los 60 a los 78 años, se considera a este periodo como madurez tardía y está marcada por una mayor aparición de señales de envejecimiento.
  • Tercera etapa: a partir de los 78 es cuando los investigadores consideran que se entra de lleno en la vejez como tal y cuando los cambios físicos y psicológicos se vuelven más pronunciados. En concreto, algunos de los problemas que aparecen en esa etapa son: disminución del metabolismo, debilitamiento óseo, pérdida de memoria, deterioro de la visión y audición, disminución de la masa muscular, modificación de los patrones del sueño y aparición de arrugas y manchas en la piel.
Por último, el estudio constató que, a partir de los 95 años, los niveles de ciertas proteínas en el plasma sanguíneo muestran cambios sustanciales que reflejan un proceso de envejecimiento acelerado.

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