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Boris Izaguirre, anoche, en Las tres puertas

Boris Izaguirre, anoche, en Las tres puertas

Las tres puertas

El culebrón que trajo a Boris Izaguirre a España (y que nunca se estrenó)

El lunes se cumplirán 30 años de su llegada a Santiago de Compostela, contratado por una productora para escribir la primera telenovela gallega

El próximo lunes se cumplirán treinta años del día en el que Boris Izaguirre aterrizó en España procedente de su Venezuela natal. Lo recordó anoche en Las tres puertas, el programa de entrevistas de María Casado. «Llegué el 21 de marzo de 1992, 500 años después», contó con su sentido del humor habitual. Aquel fue el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. Y el previo al tan publicitado Xacobeo 1993 promovido por Manuel Fraga desde Galicia para el mundo.

En esa Galicia pre-Pelegrín cayó Boris, «para escribir una novela costumbrista gallega», detalló anoche, treinta años después. Se trataba, en concreto, de una adaptación moderna de La Casa de la Troya, la célebre novela de Alejandro Pérez Lugín. El venezolano llegaba avalado por su labor como coguionista de los culebrones Rubí y La dama de rosa. Su objetivo era idear para una productora local la primera telenovela gallega, que iba a llevar por título Compostela. Escribió 65 capítulos de media hora de duración durante los dos años que estuvo alojado en un hotel santiagués. Pero solo se llegó a rodar el piloto, de hora y media de largo, y que llevó por título Compostela, sol y luna.

Boris llegó a Compostela el 21 de marzo de 1992. Pues bien, el 14 de junio de ese mismo año conoció a Rubén, hoy su marido. «Dejé atrás mi país, mi vida, mi pasado y encontré un amor», le contó a María Casado. En uno de sus primeros encuentros, él le dijo: «Tú quieres ser famoso. Se te nota. Yo no. No me incluyas nunca en la foto». «Creo que lo he respetado», reflexionó Boris, que se emocionó hasta la lágrima al hablar de su pareja.

Su «madre» Lucía Bosé

Boris también habló con María Casado de sus madres. La venezolana, la que lo trajo al mundo, era bailarina: se llamaba Belén Lobo. Su madre en España era italiana: se llamaba Lucía Bosé. «Lucía fue un gran privilegio», recordó nostálgico. Llegó a ella a través de su hijo Miguel, «la persona que hacía todas las cosas que querías hacer». La actriz y él se conocieron en el momento justo. «Ella de pronto siente que va a llegar a ese momento en el que no va a seguir siendo útil. Y de repente aparecí yo, como para decirle: 'Sí puedes seguir siendo útil, puedes educar a este pequeño salvaje latinoamericano'». Le preguntó Casado si Lucía Bosé había sido para él como una segunda madre. «Totalmente, aunque me choca dar ese título a mis grandes amigas».

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