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04 de mayo de 2024

El historiador militar Antony Beevor

El historiador militar Antony BeevorEFE

Antony Beevor, contra los mitos más extendidos de la Revolución rusa: «Putin ha despertado a Occidente»

El historiador británico, que visitó nuestro país con motivo del Hay Festival, analiza la guerra de Ucrania y el contexto global con motivo de su último libro, Rusia. Revolución y guerra civil, 1917-1921

Afirma el historiador británico Antony Beevor (Londres, 1946) que la ingenuidad no es buena amiga de la paz. En su último libro, Rusia: revolución y guerra civil, 1917-1921, que ha venido a presentar a España, desmonta muchas de las asunciones que hemos asumido en Occidente sobre la Revolución Bolchevique y el conflicto que la siguió. Y es imposible, según él, entender cómo se ha desencadenado uno de los episodios más determinantes de la historia sin comprender la caída del imperio de los zares y el establecimiento de un nuevo régimen político.
«La mayoría de los estudios sobre la Revolución rusa y la guerra civil se centran en un análisis político: el desarrollo del bolchevismo, los aparatos de poder y las disputas entre los partidos», analiza Beevor, para quien el punto fundamental es, en cambio, que aquella guerra civil «otorgó un carácter internacional a la división entre los rojos y los blancos». El británico se centra en reflejar el carácter de la guerra y de la lucha, incluyendo testimonios personales y relatos escabrosos sobre las atrocidades cometidas. «Los documentos, encontrados en los archivos rusos y ucranianos, muestran la dimensión del sufrimiento bajo el control totalitario de la Unión Soviética como resultado de la guerra civil».
Crueldad, sadismo y sangre hablan por sí mismos en las descripciones de acontecimientos que recoge el historiador, donde apenas hay análisis. «Quería mostrar el lado humano de la guerra, una guerra que está más allá de la comprensión humana: parecían disfrutar realmente con la tortura y el sufrimiento». Por ello, declara Beevor que «nadie superó en crueldad a los bolcheviques».
'Rusia. Revolución y guerra civil. 1917-1921' (Crítica) es el nuevo libro del historiador militar Antony Beevor

Rusia. Revolución y guerra civil. 1917-1921 (Crítica) es el nuevo libro del historiador militar Antony Beevor

Los mitos revolucionarios

«El principal mito bolchevique es su propaganda, que se limitaba a la repetición de eslóganes y consignas. Ni los campesinos ni muchos habitantes de las ciudades tenían noción de política porque nunca habían tenido ningún tipo de implicación en ella. Y funcionó bastante bien», desvela el experto en historia militar. El golpe de Estado se basó, según él, en tres mentiras repetidas por Lenin: «Prometió tierras que acabarían siendo granjas colectivas; aseguró que los sóviets controlarían las fábricas, cuando en realidad los sóviets estaban controlados por el partido único; y prometió paz, cuando su plan era la guerra: una guerra civil internacional. Estos son los tres grandes mitos bolcheviques sobre los cuales se fundó toda la Unión Soviética».
A pesar de su gran sadismo y de la persecución de todos aquellos que se atrevieran a discrepar con él, Lenin contaba con la indiferencia de gran parte del pueblo. Esa indiferencia pronto se convirtió en culto a su personalidad. «Lenin se convirtió en un héroe, en el símbolo de la revolución, de la Unión Soviética. Y ahí permanece. Ni siquiera Putin no quiere quitarle de ahí, a pesar de que su obsesión y su modelo es el antiguo Imperio ruso. Tampoco menciona a Stalin, a no ser que haga referencia a la gran victoria de mayo de 1945. Putin quiere restaurar el pasado zarista, y su gran héroe es Pedro el Grande. No hay estatuas de líderes soviéticos en el Kremlin. Son todos zares».
Por supuesto, el análisis de Beevor no se limita al pasado, sino que se extiende ante el conflicto actual. «La guerra de Putin contra Ucrania ha alterado el tablero internacional, y esto traerá consecuencias. Tenemos que tener cuidado, o corremos el riesgo de encontrarnos como en el 30», afirma Beevor. Es decir: ante las puertas de una guerra mundial. «Habrá que ver si es posible enfrentarse a un país como Rusia con un Putin que nunca respetará acuerdos, por eso Zelenski no aceptará las promesas de Putin. Vivimos tiempos que asustan pero hay que aceptarlo», decía en el Hay Festival de Segovia.
«Antes, los líderes creían en la necesidad de equilibrio en el mundo y de evitar una guerra nuclear, pero eso a Putin le da igual: quiere sembrar el miedo, como 'jefe gángster' que es, porque en su idioma el temor es sinónimo de respeto, se basa en resentimiento, no en el sustento ideológico ni en la diplomacia del pasado. Putin sólo busca mantenerse en el poder», añade, escéptico.
Según este autor, traducido a más de treinta idiomas, «desde la II Guerra Mundial todos hemos vivido una ilusión de que la guerra ha terminado. Pero no es así en absoluto: todos vemos ahora la de Ucrania y las amenazas de una nueva guerra fría. La nueva naturaleza de la guerra es que se trata de un conflicto entre autocracias y democracias».

Putin o el gran dictador

Para el autor de Stalingrado, La Guerra Civil española, El día D o La Segunda Guerra Mundial el gran problema de Occidente ha sido subestimar, una vez más, al «gran dictador»: ha pasado con Putin como sucedió con Lenin, Stalin o Hitler. «En los años 30 no podían imaginarse que alguien pudiera iniciar otra guerra en Europa después de los horrores de la Gran Guerra. Y ahora, de forma parecida, no podíamos creer, incluso tras Chechenia y Siria, que Putin iniciaría otra guerra de Estado contra Estado en Europa después de lo vivido en la Segunda Guerra Mundial. No estábamos preparados para predecirlo ni para entender a un dictador que piensa de una forma totalmente diferente a nosotros. Pero a lo mejor tenemos que agradecer a Putin que haya despertado a un Occidente muy complaciente ante los verdaderos peligros a los que nos enfrentamos con el aumento gradual del autoritarismo en el mundo, en cada vez más países. Debemos defender nuestra democracia de una manera más activa», asevera.
También es pesimista Antony Beevor a la hora de analizar las posibilidades de una tercera guerra mundial. «Espero que sea una pequeña posibilidad, pero no se puede descartar. Putin quiere ser temido, quiere aterrorizar a Occidente, y es posible que emplee la amenaza de la guerra nuclear para ello. Y también es posible que no sea solo una amenaza».
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