Fundado en 1910

20 de mayo de 2024

La escritora Laura Mas

La escritora Laura MasEditorial Planeta

Entrevista con la escritora

Laura Mas: «Me interesa rescatar a mujeres del olvido, en todas sus facetas, y sacar a la luz esa parte humana»

La escritora regresa al mundo clásico después de su primera novela, cuya protagonista fue Diotima de Mantinea, la maestra de Sócrates. Para su segundo libro ha vuelto a elegir a una mujer poderosa y fuerte: Olimpia

Alejandro Magno fue Rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y gran rey de Media y Persia. Pero ¿acaso lo consiguió por su cuenta? Se suele decir que detrás de un gran hombre hay una gran mujer y en esta historia no hay excepción. Olimpia, madre de Alejandro Magno, estuvo dispuesta a traspasar los roles de género de su época para alzar su dinastía a la gloria.
Precisamente es Olimpia la protagonista de la segunda novela de la joven escritora Laura Mas. El Debate ha tenido la ocasión de charlar con la autora, nominada en la categoría Mejor autor novel de los XI Premios de Literatura Histórica Hislibris, sobre la importancia de las mujeres a lo largo de la Historia y el gran desafío de escribir una novela centrada en esta fascinante pero desconocida mujer.
–¿Cómo surge la idea de escribir una historia sobre la madre de Alejandro Magno?
–Siempre me ha llamado la atención que haya mujeres con tanto peso histórico que han sido silenciadas. En el caso de la madre de Alejandro Magno, la primera idea para la novela llegó de manera casual: leyendo sobre la Antigua Grecia descubrí que Plutarco la mencionaba, con lo que me empecé a interesar por su pasado. Inmediatamente vi que esta mujer había estado detrás de la gloria de su hijo, Alejandro Magno; incluso se dice que fue ella la que provocó que él accediese al trono de Macedonia: sin ese punto de apoyo vital, él tampoco podría haber conquistado el Imperio Persa. Finalmente, encontré algunos elementos muy novelescos que terminaron de convencerme para escribir este libro. Por ejemplo, se dice que ella tenía serpientes amaestradas, una anécdota que me ha dado mucho juego en la novela.
–Uno de esos elementos novelescos que ha incorporado es la creencia de que el propio Alejandro Magno pudo haber sido engendrado por el Dios Zeus, quien complacería a Olimpia bajo la forma de una serpiente. ¿Esta historia forma parte de la mitología griega o es una licencia literaria?
–No es creación propia. He mencionado antes a Plutarco, quien en sus escritos relata un sueño premonitorio que tuvo Olimpia. Tenemos que entender que estamos en una época muy religiosa, la gente era muy devota y creía mucho en las profecías y en el significado de los sueños. Por lo visto, Olimpia, antes de tener a Alejandro, soñó que un rayo alcanzaba su vientre. Había una serie de elementos en el sueño que la llevó a interpretar que ese hijo iba a ser hijo de Zeus. Aunque es evidente que hay mucha mitología envuelta en este sueño, no dudo que en aquella época Olimpia pudiera pensar que Alejandro era realmente hijo de Zeus. Era una religión altamente politeísta y los dioses estaban presentes en el día a día.
–Al escribir novela histórica es difícil encontrar el equilibrio adecuado entre realidad y ficción. ¿Cómo lo ha conseguido?
–A veces es complicado porque te acoges a una serie de acontecimientos históricos. Por suerte, había bastante información relativa al personaje de Olimpia. Encontré un ensayo biográfico que se titula La reina de los cuatro nombres que me ayudó a la hora de recabar información sobre esta gran mujer. También encontré una serie de documentos, tanto antiguos como contemporáneos, que me han ayudado a perfilar el personaje. Dicho esto, es cierto que te debes a una historia: tienes que crear una trama con ciertos giros argumentales y subtramas y, como escritora, te puedes permitir ficcionar. Yo he creado algunos personajes que no existieron, por ejemplo, un amante de Olimpia que se llama Alexis. Hay que ir bailando entre esas dos aguas, la realidad y la ficción, y no pasa absolutamente nada. Si alguien quiere saber, cien por cien, lo que ocurrió que lea un ensayo o una biografía. La novela histórica permite que nos sumerjamos en otras épocas de una manera entretenida y amena y, aunque crees personajes ficticios, hay una parte de realidad.
'Olimpia', la nueva novela de Laura Mas

'Olimpia', la nueva novela de Laura Mas

–En los últimos años ha crecido considerablemente el número de personajes históricos femeninos que son protagonistas de las novelas históricas: ¿A qué cree que se debe este fenómeno?
–A la necesidad de rescatar del olvido a tantas mujeres que, hasta hace poco, no tenían esa relevancia histórica. Como la historia la escribieron los hombres, se anulaba a las mujeres que tenían voz propia y que destacaban. Hasta hace poco, suponían una amenaza para los hombres. Muchas mujeres han sido denostadas de la historia: la propia Olimpia fue tachada de hechicera, de mujer maligna, sibilina y traidora. Muchísimos personajes femeninos que han destacado a lo largo de los siglos no han sido bien vistos y han tenido mala publicidad y creo que es porque, cada vez más, tenemos la necesidad de hacer cierta justicia: no solo ponerlas otra vez en la palestra, si es que alguna vez lo han estado, sino también representarlas de una manera más coherente y humana. Mi Olimpia no es perfecta, tiene sus aspectos negativos, pero también tiene mucha parte de luz, de bondad, de fragilidad. En definitiva, para mí es muy interesante rescatar a mujeres del olvido en todas sus facetas y sacar a la luz esa parte humana.
–Olimpia es un personaje que está rodeado de hombres. ¿Hasta qué punto cree que esto afecta a su desarrollo?
–Esta novela se sitúa en el siglo IV a.C en la antigua Macedonia perteneciente a la Antigua Grecia. La mujer estaba muy silenciada y, prácticamente, carecía de derechos por el simple hecho de ser mujer. La condición femenina era una losa, incluso en el caso de ser reina, como le ocurre a Olimpia. No tenían acceso a las decisiones políticas de tu reino y, durante toda su vida, ella quiso formar parte de esa política. Aun así, consiguió dar algunos pasos gracias a la influencia que tenía sobre su hijo Alejandro Magno. Cuando se convirtió en rey de Macedonia, Olimpia fue más escuchada, pero no nos engañemos: era mujer y eso era una carga muy grande en aquellos tiempos. Los hombres podían incluso llegar a verla como una amenaza cuando alzaba demasiado la voz. Hasta su último aliento, no tuvo una existencia fácil, como creo que ninguna mujer en aquellos tiempos, por desgracia.
–La venganza es uno de los temas principales de la novela y la rivalidad se centra, sobre todo, en los escasos personajes femeninos. ¿Cree que es una constante en las relaciones entre mujeres?
–En el contexto de Olimpia la protagonista vive en un palacio con las otras mujeres de su esposo, Filipo II. Ella fue la quinta esposa, con lo cual se creó una enemistad muy fuerte entre todas las esposas. Esta enemistad tenía un sentido: todas las esposas que tenían un hijo varón del rey aspiraban a que su hijo acabase heredando el trono de Macedonia. Cuando Olimpia llegó, siendo muy jovencita, todas la vieron como una amenaza. Tan solo un año después de casarse le dio un hijo varón a Filipo II. La rivalidad entre mujeres estaba a la orden del día e incluso podía alcanzar límites insospechados: su vida corría peligro. Estaban acostumbradas a tener esa alerta constante y tenían muy activado el instinto de supervivencia. Fuera de ese ámbito palaciego, las mujeres se relacionaban hermanándose y me consta que, como su ámbito se limitaba sobre todo al hogar, tenían charlas entre ellas y una gran conexión.
–Se suele decir que detrás de un gran hombre hay una gran mujer: ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
–Creo que es muy cierto. También creo que detrás de una gran mujer puede haber un gran hombre, pero volviendo a lo mismo: como hasta hace poco la historia solo ha ensalzado a los hombres, suele hacerse esa asociación. Detrás de Alejandro Magno estaba Olimpia, pero si indagas en esta mujer te das cuenta de que Olimpia tiene un peso por sí misma. Tanto como mujer, como a nivel histórico, hizo muchísimas cosas. Por ejemplo, fue reina de Macedonia y sacerdotisa de varios templos. Otra de estas mujeres, que aparecía en mi primera novela ‘La maestra de Sócrates’ era Aspasia, la mujer de Pericles. En ese momento, Pericles era el principal mandatario de Atenas, en el siglo V a.C. Se dice que Aspasia le ayudaba a redactar los discursos políticos y le asesoraba mucho en su oratoria. Por tanto, sí que creo que detrás de un gran hombre puede haber una gran mujer. Ojalá la frase sea cada vez más equitativa.
–Tras haber publicado La maestra de Sócrates en 2020, Olimpia es su segunda novela. ¿Cómo ha sido el proceso de volver a enfrentarse a la página en blanco?
–Todo escritor o escritora pasa por muchas fases. Hay altibajos, momentos de euforia, de ilusión, momentos mágicos, en los que todo fluye muy bien. Luego, por supuesto, también hay que enfrentarse a momentos de bloqueo. Estamos hablando de una profesión completamente solitaria: el escritor suele escribir en soledad, necesita silencio, por eso exige mucha disciplina y sacrificio. Pero a mí me compensa ese camino, incluso en los momentos no tan buenos: cuando hago el balance general, veo que lo he disfrutado. El momento en el que pones punto y final a un libro no tiene precio, es un momento inolvidable. La otra fase preciosa es tenerla publicada, porque es un proceso similar a un parto, como solemos decir los escritores. Sin embargo, lo más increíble para mí es recibir el cariño de los lectores y las lectoras, conocer la opinión de la gente y darte cuenta que tu novela ha gustado. No le puedes gustar a todo el mundo, pero hay gente que te da calor humano, que te dice que quiere conocerte o que quiere que le dediques el ejemplar. Yo estoy viviendo un sueño con esto, porque me resulta increíble y me siento privilegiada.
–¿Trabajan en algún nuevo proyecto?
–Como el proceso de creación de una nueva novela es tan arduo, me estoy tomando un tiempo para descansar. Ahora, por ejemplo, estoy muy centrada en la promoción de mi libro que acaba de salir. Ojalá pueda llegar a muchos lectores y lectoras. Dicho esto, es cierto que he empezado a darle vueltas y tengo algunas ideas en mente, pero no tengo muy claro todavía hacia dónde iré. Es probable que siga con el género histórico porque me apasiona la Antigua Grecia y ya he escrito dos libros centrados en este período. Por otra parte, me gustaría enfrentarme a nuevos retos. He escrito dos libros centrados en mujeres y creo que podría ser muy interesante abordar una historia desde el punto de vista de un hombre o escribir una novela coral. Desde hace muchos años escribo poesía y estoy trabajando en un poemario que ojalá pueda tener listo en algún momento. Sería muy bonito poder publicarlo.
Comentarios
tracking