
Un visitante contempla la obra 'La Resurrección' de El Greco en el Museo del Prado
Mirar obras de arte mejora la salud mental y beneficia el bienestar psicológico
Un estudio de la Universidad de Viena destaca los efectos positivos que tiene para la salud mental el consumo habitual de arte
Un estudio internacional coordinado por la Universidad de Viena ha revelado que la simple observación de obras de arte puede tener un impacto significativo en el bienestar mental, especialmente cuando se trata de un contacto repetido.
Publicado en The Journal of Positive Psychology, el trabajo representa la primera revisión sistemática que analiza de forma integral cómo y en qué circunstancias la contemplación artística favorece la salud psicológica, informó Europa Press.
El equipo investigador, integrado por expertos de Austria, Alemania, Irlanda, Reino Unido y Países Bajos, examinó 38 estudios realizados entre los años 2000 y 2023 con un total de 6.805 participantes.
Su objetivo era evaluar no solo si observar arte mejora el bienestar, sino también explorar los mecanismos psicológicos implicados y las condiciones que potencian sus beneficios.
Los resultados más sólidos se relacionan con el bienestar eudemónico, es decir, aquel que se deriva de una sensación de propósito vital, crecimiento personal y sentido existencial.
En palabras de MacKenzie Trupp, autora principal e investigadora en Viena y en el Instituto Donders del Radboud UMC, «la gente suele pensar que el arte es un lujo, pero nuestros resultados sugieren que participar en actividades artísticas, ya sea como parte de las aficiones o mediante una intervención específica, puede contribuir significativamente al bienestar».
Según Trupp, estas conclusiones abren nuevas vías para integrar el arte en espacios cotidianos y en estrategias de salud pública.
La investigación documenta que el efecto beneficioso de la contemplación artística se produce en contextos diversos: desde museos y hospitales hasta salones domésticos y entornos digitales.
Las experiencias analizadas incluían tanto sesiones únicas como programas más prolongados, y combinaban actividades individuales, visitas guiadas o dinámicas de reflexión, como escribir diarios, puntuar emociones o participar en debates.
Una parte significativa de las intervenciones incorporaba también acciones complementarias, como ejercicios creativos o guías de reflexión, que resultaron ser claves para potenciar los efectos positivos.
Aunque estudios previos ya sugerían mejoras en el estado de ánimo o reducción del estrés, el nuevo metaanálisis permite dotar de solidez científica y conceptual a estas hipótesis, ofreciendo una visión mucho más articulada.
Los investigadores identificaron cinco mecanismos psicológicos que explican el modo en que observar arte puede fomentar el bienestar. Los mecanismos afectivos incluyen la regulación emocional y la vivencia del placer a través de respuestas estéticas.
Los mecanismos cognitivos tienen que ver con la atención, la memoria y la estimulación intelectual que puede despertar una obra de arte. Por otro lado, los mecanismos sociales aluden a cómo compartir experiencias artísticas promueve la conexión interpersonal y reduce la sensación de aislamiento.
Destacan también los mecanismos autotransformativos, que permiten la introspección, el fortalecimiento de la identidad y el desarrollo del sentido vital. Por último, los mecanismos de resiliencia facilitan el afrontamiento emocional y la recuperación psicológica, algo especialmente relevante en contextos hospitalarios o situaciones de alto estrés.
Para facilitar futuras investigaciones e intervenciones basadas en el arte, los autores han elaborado un conjunto de recomendaciones metodológicas denominado RAARR (siglas en inglés de Receptive Art Activity Research Reporting Guidelines), que busca estandarizar los estudios y mejorar su reproducibilidad.
A pesar de que los beneficios de la práctica artística son ampliamente conocidos, esta revisión pone de relieve el valor aún poco explorado de la contemplación artística como recurso accesible y económico para el bienestar mental.
Dado que el arte ya forma parte habitual de muchos espacios públicos y privados, los autores invitan a responsables políticos, profesionales sanitarios y educadores a considerar estas evidencias a la hora de diseñar entornos y programas orientados a la salud emocional.
En definitiva, el estudio refuerza la idea de que el arte no solo embellece el entorno, sino que también puede desempeñar un papel activo en la mejora de la salud mental colectiva.