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02 de mayo de 2024

Xavi en la rueda de prensa antes del partido de este fin de semana

Xavi en la rueda de prensa antes del partido de este fin de semanaEFE

Los datos detrás del «resurgimiento» del Barça desde que Xavi anunció su marcha

El pasado 27 de enero, después de una derrota del Barça por 3-5 ante el Villarreal que les descartaba casi definitivamente de la pelea por la Liga, y que se sumaba a la reciente eliminación en Copa del Rey ante el Athletic Club o la derrota por 4-1 contra el Real Madrid en la final de la Supercopa de España, Xavi Hernández anunció que dejaría el Barcelona al final de temporada.
El ambiente estaba muy crispado, las salidas de tono de Xavi con la prensa o los árbitros no ayudaban, y en lo deportivo el equipo, mermado por la baja de Gavi y las constantes lesiones de Pedri, no se encontraba. La solidez defensiva, el principal argumento sobre el que se construyó el triunfo liguero de la pasada temporada, había desaparecido por completo. Parecía que los mecanismos no estaban trabajados y que, salvo acciones heroicas de los defensas, el equipo rival siempre partía con ventaja. Después de ese mes de enero, donde se perdieron tres competiciones, todo parecía a punto de saltar por los aires.
Con su decisión de marcharse en verano, Xavi creó un salvoconducto que permitió calmar las aguas en Barcelona. Eliminada la presión sobre el futuro inmediato, sobre los rumores de despido y la inestabilidad en el vestuario, todo se tranquilizó. Quitando de la ecuación ese murmullo público, los resultados empezaron a llegar. Fue poco a poco, los primeros partidos costaron y se sacaron con sangre, sudor y lágrimas: una victoria por la mínima a Osasuna, un mal empate en casa ante el desahuciado Granada (3-3) y triunfos sufridos en Vitoria y Vigo.
Después de eso llegó la Champions, el regreso a las rondas eliminatorias de la mayor competición de clubes tres años después. Enfrente, un Nápoles debilitado y bajo mínimos. El partido de ida, en el sur de Italia, donde el Barça fue mejor ante un rival confuso que estrenaba un entrenador que apenas llevaba 24 horas en el cargo, se saldó con un 1-1. Después de eso, victoria contundente al Getafe (4-0), empate sin goles en Bilbao y victoria por la mínima al Mallorca (1-0). Aprovechando el bajón del Girona en los últimos partidos, el Barça le adelantó en la clasificación y ya marcha en la segunda plaza.
Y en los dos últimos partidos se han dado más motivos para la esperanza que en todos los anteriores. Eliminaron al Nápoles tras un 3-1 en Montjuic, un buen partido que a los 17 minutos ya vencían por dos goles de diferencia. Y días después completaron uno de sus mejores partidos del curso, sino el mejor, cuando vencieron por 0-3 al Atlético de Madrid en la capital española.
El Barça ha goleado este domingo al Atlético de Madrid

El Barça goleó al Atlético de MadridAFP

En total, desde el anuncio de Xavi, el Barça ha disputado 10 partidos, con un registro de siete victorias y tres empates. Por si fuese poco, en los últimos cinco encuentros apenas han recibido un gol, un dato que seguro alegra sobremanera al cuerpo técnico del equipo y que recuerda a la versión del año pasado. Un dato que no se puede explicar sin hablar de la irrupción de Pau Cubarsí, un jugador que les está permitiendo reconocerse, que les otorga tranquilidad y criterio con balón para que todo no vaya rapidísimo (y vuelva más rápido aún) y que, junto a Araújo, está formando una pareja de centrales sólida, que se entiende bien y que está cerrando las puertas al rival.
Si marzo ha sido el mes de la esperanza, abril debe ser el de la confirmación. Un objetivo claro, que es esa eliminatoria ante el PSG y la ilusión de entrar en semifinales de la Champions un lustro después. Kylian Mbappé se presenta como la prueba de algodón perfecta para calibrar hasta qué punto es cierta la mejora defensiva del equipo. Y, por si fuese poco, también tendrá lugar el clásico en el Bernabéu, el próximo 21 de abril. Estando a ocho puntos de los blancos, cualquier esperanza de renovar el título liguero, por remotas que sean, pasan por vencer en el templo blanco y recortar la distancia.
Cuando un equipo sufre un cambio de rumbo casi siempre pasa por esta primera fase donde las mentes se despejan y los cuerpos vuelan. Es normal que tras un cambio de entrenador, o una decisión como la de Xavi, el equipo mejore en el corto plazo antes de volver a caer en sus vicios anteriores. El gran reto de la plantilla del Barça será ver si este último mes ha sido un trampantojo o realmente están volviendo.
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