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20 de abril de 2024

El presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon.

El presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon.Steve Jurvetson

Jamie Dimon, el hombre clave para sostener el sistema bancario

El presidente de JPMorgan Chase fue uno de los artífices de la salvación del First Republic

Consultado por políticos, capaz de convencer a sus pares de colocar miles de millones de dólares sobre la mesa, el presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, jugó –como en 2008– un papel central en la salvación del banco First Republic.
Al comprometerse a depositar 30.000 millones de dólares en First Republic, once grandes bancos estadounidenses enviaron un chaleco salvavidas y Dimon, de 67 años, fue uno de los artífices de la puesta en práctica de este plan.
El titular del mayor banco estadounidense por activos ya había implementado estrategias de salvamento en plena crisis financiera en 2008, al comprar Bear Stearns y algunos activos de Washington Mutual. Su gestión permitió a JPMorgan Chase resistir a las turbulencias del sistema bancario de entonces.
Estas compras aumentaron el patrimonio de la firma, pero también le valieron querellas por los productos financieros tóxicos que incorporó a su cartera y miles de millones en gastos de abogados. Dimon dijo varias veces que no debería haber tomado el control de Bear Stearns.
Esta vez no quiso comprar un banco en dificultades. Pero Dimon charló por teléfono esta semana con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, según fuentes muy cercanas a esas conversaciones.
El objetivo de sus llamadas era encontrar una forma de reactivar la confianza en el sistema bancario, erosionada por tres quiebras sucesivas de bancos en Estados Unidos –entre ellas la de Silicon Valley Bank– que trabajaba con el sector tecnológico y cuya caída fue la mayor, precisamente, desde 2008.
Dimon se reunió además en su oficina con el secretario adjunto del Tesoro, Wally Adeyemo, desde los inicios de la crisis el 10 de marzo, según The New York Times. El gobierno adoptó el domingo medidas fuertes para evitar un contagio, y JPMorgan aceptó ya en ese momento aportar liquidez a First Republic.
El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró el lunes que haría «todo lo necesario» para asegurar la solidez de los bancos. Pero la situación seguía siendo frágil. Yellen sugirió que fueran los bancos privados los que intervinieran en conjunto, según una fuente al tanto de las conversaciones.
Una vez que la idea quedó delineada, había que persuadir a los interesados. Bank of America, Citigroup y Wells Fargo dieron rápidamente su acuerdo, según fuentes cercanas al asunto. Pero para persuadir a otros presidentes de bancos menos convencidos de salvar a un competidor, o de la eficacia de tal medida, Dimon y Yellen tomaron el teléfono.
El director del gabinete de Joe Biden, Jeff Zients, y Lael Brainard, directora del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, fueron mantenidos al tanto.
El jueves, cuando la acción de First Republic caía de nuevo y luego de una audiencia de Yellen en el Congreso, Dimon se reunió con ella en su oficina para afinar los últimos detalles de la operativa. Un comunicado que anunció la acción conjunta de los grandes bancos se difundió poco después.

«Venerado por sus pares»

Dimon «es venerado por sus pares», destacó Jeffrey Sonnenfeld, especialista en directivos y gobernanza de empresas en la Universidad de Yale. «Habla con conocimiento, autoridad y una rara claridad», explicó el académico. «Y lo hace desde hace mucho tiempo», sostuvo.
A la cabeza de JPMorgan desde 2005, Dimon es de hecho el único presidente de una gran entidad bancaria que sigue en su cargo luego de la crisis hipotecaria de 2008. «Nadie más tiene su autoridad y credibilidad. Todo el mundo responde cuando llama, en particular en el mundo de las finanzas», afirmó Sonnenfeld.
Su intervención en favor de First Republic recuerda la del fundador del banco que dirige, John Pierpont Morgan, en octubre de 1907. Personaje fundamental de las finazas estadounidenses, aportó fondos sustanciales para tratar de evitar entonces la propagación del pánico bancario.
Cuando la crisis se extendía, logró coordinar a los titulares de las grandes entidades financieras y al Departamento del Tesoro, reuniéndolos en su biblioteca sin dejarlos retirarse antes de obtener un acuerdo. El episodio llevó, indirectamente, a la creación del sistema de la Fed en 1913.
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