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José María Rotellar

Descanse hoy; trabaje mañana: el sinsentido de reducir la jornada y jubilarse cada vez más tarde

Una reducción de jornada conllevará caída de la producción, porque tampoco las empresas podrán contratar más trabajadores, al ser inasumible su coste

El Gobierno, dentro de la aplicación de su política económica, es un mar de contradicciones, especialmente en lo ligado con el mercado laboral. España tiene un problema grave de productividad y competitividad y de creación de empleo estructural sólido, más allá del mero reparto y del artificio estadístico. Además, ligado con el mundo laboral, tiene un problema de sostenibilidad de pensiones, debido al envejecimiento de la población y la caída de los nacimientos, que serán los activos del mañana.

De esta forma, podemos ver una flagrante contradicción, que consiste en que el Gobierno se empeña en reducir la jornada laboral, por una parte, y, al mismo tiempo, aumenta la edad de jubilación para poder cobrar una pensión contributiva. Es decir, reduce el tiempo de trabajo hoy, pero lo aumenta el día de mañana, donde se retrasa la edad de acceso a la jubilación. Como muchas de sus medidas, son pan para hoy y hambre para mañana, y ni siquiera eso, pues la reducción de la jornada laboral perjudica a la economía, y la reforma de Sánchez y Escrivá sobre las pensiones debilita la sostenibilidad de dicho sistema.

Como ya he escrito en estas páginas, una reducción de jornada conllevará caída de la producción, porque tampoco las empresas podrán contratar más trabajadores, al ser inasumible su coste, que era la posición que el propio Cuerpo defendía hasta que le han debido de obligar a claudicar, en un contexto, además, de caída de productividad.

Esta medida, ataca a los propios trabajadores, porque si se reduce la producción, se perderán puestos de trabajo. De hecho, si diferentes estudios estiman que la elasticidad del empleo respecto a los costes laborales es de 0,3 en valores absolutos, con una reducción de la jornada equivalente a 2,5 horas semanales -de 40 horas a 37,5 horas- la disminución de la jornada laboral es del 6,3 %, que, aplicada la elasticidad, puede llevar a una merma en el empleo del 1,8 %.

Es, por tanto, una barbaridad económica querer aplicar esta medida, que sólo conduce al debilitamiento de su economía y del mercado laboral, a un empobrecimiento de la sociedad.

Esta medida, ataca a los propios trabajadores, porque si se reduce la producción, se perderán puestos de trabajo

Por otra parte, las políticas del Gobierno llevan a la quiebra a la Seguridad Social, con el populismo de las mismas, donde no mira por la permanencia del sistema, sino que sólo quiere que aguante el tiempo exacto que su presidente ocupe la cabecera del banco azul. No dice la verdad sobre el sistema de pensiones y con sus propuestas empuja al sistema a la quiebra, siendo los perjudicados el conjunto de españoles. Así, según los últimos presupuestos aprobados, los de 2023 -pues estamos en prórroga presupuestaria en 2024 y 2025 (y ya veremos si se aprueban para 2026), dentro del clima de ingobernabilidad que existe debido a la insuficiente mayoría parlamentaria de Sánchez- la Seguridad Social cuenta con un gasto no financiero de casi 200.000 millones de euros, donde la mayor parte va a pensiones contributivas, que incrementan el gasto en un 11,2 % interanual, hasta llegar a los 166.776,9 millones de euros, con riesgo al alza, cifra ya desbordada en la actualidad.

Por otra parte, los ingresos son claramente insuficientes. Para empezar, son 7.200 millones inferiores a los gastos, quedándose en 192.000 millones. Ahora bien, esa cifra es engañosa, pues recibe casi 40.000 millones de euros en transferencias corrientes del Estado -en la prórroga, ya son más de 40.000 millones, según Fedea-, con lo que, sin ello, el déficit sería mucho más importante.

Además, la aportación de los 2.793,2 millones al fondo de reserva de 2023 viene cubierta por el préstamo del Estado, que sirve para cubrir dicha aportación, la pequeña diferencia entre el resto de operaciones de ingresos y gastos y el déficit no financiero. En 2024, las aportaciones elevarán el fondo a 8.356 millones de euros en euros corrientes en la llamada hucha de las pensiones, pero si cuando se creó con Aznar era ahorro real, porque la Seguridad Social se encontraba en superávit, ahora es falso, pues el ahorro se debe a un artificio contable. Ahora, esa hucha es una hucha desfondada, rellenada gracias a préstamos, no a verdadero ahorro. Y esa deuda, Sánchez la eleva en alrededor de 75.000 millones de euros desde que gobierna. Los datos del último mes disponible no hacen sino confirmar este desfondamiento: así, pasamos de una deuda de la Seguridad Social de 41.194 millones en 2018 a otra de 126.174 millones en el último dato publicado, marzo de 2025.

El sistema público de pensiones necesita ser reformado. No es cuestión de ideologías sino de matemáticas actuariales. Cada vez tenemos más pensionistas y esos pensionistas cobran una pensión más elevada que las que se cobraban antes, y lo hacen durante más tiempo. El impacto será especialmente importante cuando se jubile el grueso de las cohortes del baby boom, período que tuvo lugar entre 1952 y 1977, pero encontrándose esas cohortes más numerosas en crecimiento de natalidad anual entre 1957 y 1967.

Por eso, si nada se hace, el sistema colapsa matemáticamente, y eso es lo que hay que evitar. Hay que tomar medidas para solucionar el problema y garantizar su sostenibilidad. Sin embargo, las medidas de Escrivá perjudican al sistema, ya que incrementan el gasto y lo ligan todo a una permanente subida de cotizaciones, que asfixiará a las empresas, a la economía y al empleo, perjudicando la sostenibilidad del sistema. De las medidas adoptadas hasta ahora, sólo el retraso de la edad de jubilación tiene sentido, pero de poco sirve en medio del resto, que son perjudiciales.

No obstante, y aunque sea la única medida lógica, es contradictoria con el hecho de que el Gobierno apruebe que los ciudadanos trabajen menos horas. Si se trabajase más ahora, si se consiguiesen incrementos de productividad y si, unido a ello, se hiciese una buena reforma para garantizar las pensiones, entonces los ajustes en pensiones tendrían que ser menores, pero si se sigue por el camino de trabajar menos ahora, con la baja productividad que tiene la economía española, desembocará en empeoramiento de la economía y de poco habrá servido alargar la edad de jubilación, cosa que es necesaria, pero que muestra la incoherencia entre las medidas del Gobierno.

José María Rotellar es profesor de Economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria

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