La Flama del Canigó ya arde y los barrios encienden las hogueras y pebeteros distribuidos por la ciudad para dar la bienvenida al verano y celebrar la popular verbena de San Juan, en un ambiente mágico, donde niños, mayores y ancianos disfrutan de la noche del fuego, sin las restricciones por la covid.
Cava y cocas de multitud de sabores y reuniones amigos y familiares alrededor de las mesas en las calles o parques, aturdidas por los estruendos de los petardos que divierten a los más pequeños en todas las poblaciones catalanas.