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Carlos Dívar, el ya fallecido magistrado del Supremo

Carlos Dívar, el ya fallecido magistrado del Supremo

Hemeroteca judicial

Carlos Dívar, el juez expulsado del Supremo por cargar 2.990 euros para irse 20 fines de semana a Puerto Banús

El ya fallecido presidente del Alto Tribunal y del Consejo General del Poder Judicial se vio obligado a dimitir por las presiones del PSOE tras destaparse que empleó fondos públicos para viajes personales

El exmagistrado Carlos Dívar dimitía el 21 de junio de 2008 incapaz de soportar la campaña de desprestigio iniciada contra él por varios de sus compañeros de la izquierda jurídica en el seno del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que por aquel entonces presidía, tras ser denunciado por uno de sus vocales, José Manuel Gómez Benítez. Era la primera vez, y ha sido la única hasta la fecha, en la que se producía un escándalo semejante por la malversación de 12.996 euros presuntamente cargados por Dívar a la caja del Consejo, para pagar un total de veinte viajes en fines de semana de al menos cuatro días a Puerto Banús en Marbella, Málaga; veinticuatro cenas y ocho comidas en restaurantes de lujo, para dos personas, justificados como gastos protocolarios.

Aunque la Fiscalía archivó la denuncia al entender que en los hechos relatados no había rastro alguno de delito, finalmente, el Tribunal de Cuentas sentenció, en un procedimiento administrativo, que solo había reproche contable por valor de 2.990 euros, el importe que fue irregularmente cargado al órgano. Sin embargo, las presiones tanto internas como externas forzaron al jurista a renunciar al cargo, un mes después de hacerse público lo ocurrido, y tras haber devuelto la totalidad del dinero injustificadamente empleado. El resto de los fondos, por el contrario, se asignaron correctamente a viajes institucionales organizados por el propio CGPJ y vinculados a su Presidencia.

De talante conservador y católico, Carlos Dívar fue nombrado para liderar el Supremo y el máximo órgano de los jueces durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero desde donde, una vez se reveló lo ocurrido, nacieron los reproches más severos al magistrado y unas críticas de tal magnitud que no hubo para él más opción que retirarse y guardar un silencio sepulcral tras su azarosa salida.

«Nada más impropio que los dispendios que con tales motivos se originen vayan con cargo al Estado, y ello máxime cuando la crisis económica que nos acucia obliga a todos los ámbitos públicos a recortar sus gastos, por más que, como parece que declaró el ínclito denunciado los mismos fuesen una miseria, palabras éstas que, en el contexto que sea, reflejan perfectamente la laxitud de criterios, moral y jurídico del presidente del Consejo del Poder Judicial», rezaba la denuncia formulada contra Carlos Dívar, quien llegó al puesto desde una impecable y discretísima Presidencia de la Audiencia Nacional.

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