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26 de abril de 2024

Un bebé riendo

Un bebé riendoUnsplash

Sueño infantil

¿Tu hijo no se duerme? Hazle reír y conciliará el sueño

La evidencia apunta que cansarle hasta que no pueda más no solo no le ayudará a dormirse, sino que le hará descansar peor

Por mucho que corra, juegue, salte o baile, hay días en que parece imposible que un niño se duerma. Ya ha cenado, se le ha bañado, pero nada parece hacer que se relaje, ni siquiera ese aceite que se proclama milagroso en el dulces sueños.
¿Qué se puede hacer para ayudarle a dormir? La última evidencia apunta que hacer que el niño se canse hasta el extremo puede resultar contraproducente y provocar problemas de sueño –despertares nocturnos o pesadillas–. La mejor alternativa, según los expertos en sueño infantil, es reírse.
Cuando están excesivamente cansados, el cerebro y el cuerpo de los niños se sobrecarga y hace que se vuelvan irritables y lloren más. Ante este torbellino de emociones el sueño se vuelve imposible. Pero si consigue dormirse, al hacerlo en un estado de intranquilidad, no tendrá el descanso que necesita.
No se trata de hacerles reír como locos. Eso puede activarles todavía más, sino de algo más controlado, como por ejemplo, con unas cosquillas, pero estas, tal y como demuestra un estudio de la Universidad de Humboldt en Berlín, solo son eficaces si acompaña el estado de ánimo.
La risa, el juego y el llanto son las maneras que tienen los niños para liberar su estrés. Por la noche, ya no son horas para la segunda y la tercera es la que todos los padres quieren evitar. Por tanto, solo queda la risa.
Una investigación de la Universidad de Kansas, publicado en la revista Psychological Science, concluyó que el efecto a nivel químico de la risa provoca un bienestar físico de 24 horas de duración. La risa produce hormonas de la felicidad y elimina el estrés. ¿Cómo? Pues cuando una persona ríe, se reduce su presión arterial y su cuerpo libera endorfinas.
Otra hormona que queda liberada con la risa es la melatonina. Así lo demostró un grupo de investigadores japoneses, que contaron con la participación en su estudio de 48 madres lactantes. Algunas de ellas vieron una película de Charlie Chaplin y al resto se les puso otro tipo de cinta (que no era una comedia). Al extraerse la leche, la muestra de las primeras tenía un nivel de melatonina más alto que las otras. Su conclusión fue el primer grupo era capaz de transmitir unos niveles mayores de esta hormona a sus recién nacidos, cuando aún no pueden producir melatonina, lo que les ayuda a conciliar mejor el sueño.
La risa, pasar un rato agradable junto al niño antes de dormir, tiene el mismo efecto en su cerebro que la meditación. Otro análisis sobre el tema es la que realizaron en la Universidad de Loma Linda, en California. Para sacar sus conclusiones, contaron con la participación de algunos voluntarios. Lo único que tenían que hacer era ver vídeos graciosos, espirituales y de terror. Fueron los vídeos humorísticos los que produjeron un alto nivel de ondas gamma, las mismas que provoca un ejercicio de meditación.
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