Las gafas de sol infantiles deben tener filtro 3 para proteger los ojos
En verano, siempre protegidos
¿Deben usar los niños gafas de sol durante el verano?
La pregunta sobre si el factor lumínico afectará a los ojos de los más pequeños es recurrente en infinidad de padres al llegar los meses de más calor del año
¿Sabías que los ojos de los niños son hasta 10 veces más sensibles a la radiación ultravioleta (UV) que los de un adulto? Así lo confirma el informe 'Total Vision Eye Health' del año pasado. Mientras juegan con la arena a construir castillos, los niños reciben tres veces más exposición que los adultos, a los que se les suele olvidar un detalle fundamental: proteger la vista de sus hijos con gafas de sol. Y es que, en verano, el sol no solo quema la piel, también daña de manera silenciosa las retinas.
En el largo plazo, según aseguran múltiples oftalmólogos y profesionales de la vista, como el Dr. Carlos Grande Baos, pueden darse conflictos oculares serios como cataratas, degeneración macular, o retinopatía solar. Todo ello –llevado a casos extremos– puede degenerar en la pérdida de la visión.
Además, las gafas de sol protegen a los ojos de la entrada de otros cuerpos (arena, polvo u otros objetos), reduciendo el riesgo de irritación o lesiones durante la práctica de diferentes actividades al aire libre, como afirma la óptica 'Óptima Salud', con más de 20 años en este sector.
¿Qué gafas de sol elegir?
Tal y como explica 'General Óptica' los factores más relevantes para elegir unas gafas de sol infantiles son:
Protección rayos ultravioleta (UV): las gafas de sol deben proporcionar protección contra esta gama de radiación electromagnética. Es importante prestar especial atención al número de filtro y asegurarse de que los cristales cuentan con el certificado de calidad europeo. Encaje: las gafas de sol deben ajustarse bien a la cabeza del niño, sobre todo si las va a utilizar para realizar actividades al aire libre. Los modelos con patillas ajustables son especialmente útiles para garantizar un ajuste cómodo y seguro.Material: los materiales han de ser preferiblemnte resistentes y duraderos (como la silicona, por ejemplo) que puedan soportar el uso diario y caídas ocasionales. Polarización de las lentes: las gafas polarizadas ayudan a reducir el deslumbramiento y mejoran la nitidez de la visión, aunque, si bien es cierto, no son necesarias para todos los niños. Es conveniente, por lo tanto, el asesoramiento de un especialista para decidir en qué casos hacen falta.Diseño: que las gafas cuenten con la estética preferida por el niño puede ayudar a que las usen habitualmente. Así estarán cuidando de sus ojos sin darse cuenta.
Por último, el estudio de salud pública 'College of Optometrists' del pasado mes de junio ha evidenciado que, hasta el 80 % de la exposición acumulada al sol durante toda la vida ocurre en la infancia y adolescencia. Por ende, proteger ambas etapas de manera óptima disminuye enormemente la posibilidad de contraer enfermedades tanto oculares, como cutáneas.