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Unos niños juegan en la playa

Unos niños juegan en la playaGetty Images | Halfpoint

Qué ocurre si los niños tragan agua de mar, según la ciencia

Beber del océano puede causar molestias digestivas y afectar al equilibrio de sales en el cuerpo, especialmente el de los más pequeños

Jugar en el mar es una de las experiencias más divertidas del verano para los niños, pero también puede traer consigo un trago accidental. Si bien es cierto que un sorbo de agua salada no conlleva peligro, conviene conocer los efectos sobre la salud infantil si esta práctica perdura. La fundación sobre la primera infancia Baby Wellness arroja algunas claves para entender qué hacer y cuándo preocuparse.

En este sentido, fundamentos fisiológicos y revistas como Live Science aseguran que el agua del mar contiene un 3,5 % de sal, mucho más de lo que el riñón es capaz de soportar, más allá de tratarse de un ecosistema con una gran cantidad de bacterias y agentes infecciosos.

¿Qué sucede?

En primer lugar, el ingerir más agua marina de la debida conlleva una forma de gastroenteritis, cuyos síntomas típicos son náuseas, vómitos o diarrea. Ante ello será necesario consultar de inmediato a un pediatra.

Por otra parte, el cuerpo se deshidrata progresivamente, ya que debe usar más líquidos para eliminar la sal de los recibidos al beber esa agua, entrando en hipernatremia, un desequilibrio que tiene lugar al haber más sodio (sales, electrolitos) en sangre que agua disponible en el cuerpo. Si esto pasa –en adultos o en menores– es importante acudir a un hospital, debido a que puede requerir atención médica urgente.

Por norma general, el nivel de sodio sérico o sodio en sangre debe estar entre 135 y 145 mEq/L (miliequivalentes por litro). Una cantidad menor indica una hiponatremia, dada, por ejemplo, cuando la sudoración al hacer deporte es excesiva, y requerirá de una toma considerable de electrolitos y sales minerales, algo común en los atletas durante el verano.

Por contraparte, el otro extremo (la hipernatremia), en casos leves, demandará una gran cantidad de agua para compensar la situación.

Otras consideraciones

Cabe destacar que, en niños, la intoxicación por sal (incluida por ingestión de agua salada) es más frecuente que en adultos, aunque rara vez tiene lugar.

Sin tratamiento, tiene una alta tasa de mortalidad y puede causar lesión neurológica irreversible o hemorragias cerebrales.

Por todo ello, absorber este tipo de fluidos (>2 % de sal disuelta) se considera tóxico, especialmente en niños, demandantes de una atención más exhaustiva por parte de sus cuidadores.

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