El celador que le atendió le dio una lección de vida al llegar al hospital
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Leiva relata el trágico accidente en el que perdió un ojo
El afamado cantante ha revelado uno de los mayores dramas de su vida. Con tan solo 12 años perdió un ojo y, aunque en el momento para él no supuso ningún problema, más tarde sí tuvo que adentrarse en un proceso de aceptación
Son muchas las entrevistas concedidas por las grandes estrellas del panorama musical, pero pocas en las que se atreven a hablar de la parte más personal de su vida. Sin embargo y contra todo pronóstico, el cantante Leiva parece haber encontrado el momento de sincerarse y abrirse en canal durante una charla informal que mantuvo hace escasos meses con Farid y Diego, dos mexicanos que contactaron con el músico para realizarle una entrevista que posteriormente fue retransmitida en su canal de YouTube.
Y es que lo que en un primer momento parecía ser un encuentro en el que el madrileño iba a hablar de su nuevo disco, Cuando te muerdes el labio, se convirtió en una conversación que contempló parte del pasado del icónico cantante. Leiva parecía sentirse como en casa y precisamente fue esa comodidad lo que le llevó a abordar episodios de su vida que, hasta el momento, eran temas absolutamente desconocidos.
El intérprete de Como si fueras a morir mañana se sintió tan cómodo, que no le importó relatar el que tal vez sea el capítulo más doloroso de su vida, aquel que se remonta al momento en el que perdió su ojo izquierdo: «Yo tuve un accidente muy joven, con 12 años, y perdí el ojo izquierdo. Fue muy traumático para mis padres, pero no para mí», desveló con absoluta sinceridad.
Fueron dos accidentes simultáneos y esa pistola de perdigones hizo que dejara de ver inmediatamente por el ojo izquierdo
«Estaba en el hospital con un brazo roto. Me había caído con un skate porque yo era un niño muy inquieto y después tuve el accidente con una pistola de perdigones. Fueron dos accidentes simultáneos y esa pistola de perdigones hizo que dejara de ver inmediatamente por el ojo izquierdo», reveló sin perder la naturalidad que tanto le caracteriza.
Continuó su relato aclarando que, pese a juventud, este contratiempo para él no supuso ningún drama, pero sí lo fue para sus padres, quienes lamentaron durante mucho tiempo que su hijo no gozase de la visión con la que cuentan los niños de su edad: «El trauma que generó fue más para mis padres que para mí porque yo quería salir del hospital a jugar a la pelota», a lo que añadió: «Yo no podía hacerme cargo de que había perdido las tres dimensiones porque yo quería jugar y vivir, entrar y salir. Ahora me doy cuenta del poso tan importante que ha tenido en mí y en mi música».
Culpabiliza a su inconsciencia de no haber podido sobrellevar la situación con más normalidad, pero también intenta sacar la parte buena de aquel fatídico accidente: «Tuve un proceso importante de tiempo en el que no podía hacer algunas cosas y tuve que ir tranquilizando mi inquietud y empecé a conectar con la música muy pronto», reconoció a la vez que daba a entender que si no hubiese sido por su paciencia y por el constante aprendizaje que le ha acompañado a lo largo de su vida jamás hubiese tenido la valentía de adentrarse en el suculento mundo de la música.
Además, Leiva vivió una situación que le llevó a normalizar su limitación y, dado que estaba ante la que tal vez sea su entrevista más sincera, a la par que reveladora, no dudó ni un segundo en compartirlo con los oyentes. El momento es cuestión no es más que una simple conversación con el celador que le llevó desde urgencias hasta el quirófano y, aunque no se trate de algo relevante, le ayudó a afrontar la situación de una manera que para él fue mucho más positiva: «Me preguntó cómo me llamaba y me dijo: ‘Piensa, de todas las cosas que puedes perder que tengas dos ¿cuál es la menos importante? El ojo. Tu vida va a ser exactamente igual que era antes de ayer. Te va a costar un mes de adaptación. Eres un tipo con suerte». Unas palabras que para él fueron un gran aliento en un momento de miedo, incertidumbre y desesperación. «Una lección de vida», confesaba el artista.
Relatando esta experiencia, el cantante de 41 años no solo ha demostrado ser un ejemplo de superación, sino que además ha conseguido conmover a aquella pequeña parte de la sociedad a la que aún no había logrado llegar a través de su música.