Marta Ortega Pérez y su marido, Carlos Torretta, en octubre
El plan de Marta Ortega para 2026: vender lujo sin perder su alma
Inditex apuesta por códigos del lujo sin renunciar a la velocidad y la escala de la fast fashion
Marta Ortega llega a 2026 en una posición de fortaleza poco discutible, pero también ante uno de los dilemas estratégicos más complejos de la historia de Inditex. Tras cerrar 2025 con una capitalización bursátil superior a los 175.000 millones de euros, un crecimiento del 13% en bolsa respecto a finales de 2024 y unas previsiones que apuntan a ventas cercanas a los 40.000 millones de euros y beneficios por encima de los 6.000 millones, la presidenta no ejecutiva del grupo afronta el siguiente paso con una pregunta clave: cómo elevar el posicionamiento hacia el lujo sin erosionar la maquinaria industrial que ha hecho de Inditex el mayor operador de moda del mundo.
Marta Ortega
Los números respaldan su liderazgo. Desde su llegada a la presidencia en 2022, el grupo ha pasado de una capitalización cercana a los 89.000 millones de euros -en el último ejercicio de Pablo Isla-, a prácticamente duplicar ese valor en apenas cuatro años, pese a un contexto especialmente adverso marcado por la inflación, la salida del mercado ruso y la guerra arancelaria. En 2025, tras un primer semestre más débil, Inditex volvió a acelerar en el tercer trimestre, con un incremento de ventas del 4,9% entre agosto y octubre, hasta alcanzar los 9.814 millones de euros en ese periodo.
Sin embargo, el crecimiento ya no se interpreta únicamente en términos de volumen. Marta Ortega es consciente de que el modelo clásico de fast fashion se enfrenta a una presión inédita por abajo, con plataformas como Shein o Temu compitiendo agresivamente en precio, y por arriba, con un consumidor que busca mayor calidad, diferenciación y coherencia de marca. En ese contexto, la estrategia no pasa por abandonar el origen, sino por sofisticarlo.
El lujo
La apuesta por el lujo de Inditex no significa convertirse en una casa de alta costura, sino incorporar códigos propios del segmento premium manteniendo la escala. Zara es el laboratorio principal de este giro. Ediciones limitadas, colecciones cápsula, un mayor peso del diseño y de los tejidos, y un cuidado extremo de la imagen buscan justificar una subida selectiva de precios sin romper con la accesibilidad que define a la marca. Es un movimiento medido: no vender menos por vender menos, sino vender mejor, con un mayor valor añadido por prenda.
La transformación también se refleja en el canal físico. Inditex ha reducido su red de tiendas en los últimos años, pero ha apostado por espacios más grandes, mejor ubicados y con una experiencia más cercana al lujo contemporáneo. Flagships en grandes capitales, interiores más depurados y una integración tecnológica avanzada refuerzan una percepción de marca más elevada, mientras la logística y la rotación de producto siguen respondiendo a la lógica de la fast fashion. La eficiencia operativa -uno de los grandes activos del grupo- permanece intacta.
Marta Ortega en la MOP Fundación en La Coruña
Otro dato revelador es el esfuerzo en posicionamiento cultural. Bajo la presidencia de Marta Ortega, Inditex ha reforzado su vínculo con el mundo creativo y artístico. La Fundación Marta Ortega Pérez inauguró en 2025 en A Coruña la mayor exposición de Annie Leibovitz celebrada en España, un gesto que trasciende lo personal y refuerza el relato aspiracional del grupo. No es una acción aislada, sino parte de una estrategia de marca que busca situar a Inditex en un terreno más cercano al lujo intelectual y creativo que al marketing masivo tradicional.
Los analistas coinciden en que el gran reto está en el equilibrio. La producción masiva sigue siendo el núcleo del negocio y la principal fuente de ingresos. Abandonarla supondría renunciar a la ventaja competitiva que permite a Inditex reaccionar con rapidez a la demanda global. Por eso, el plan de Marta Ortega no es sustituir la fast fashion, sino superponer capas de valor: mantener volumen, pero elevar estándares; conservar velocidad, pero mejorar percepción; seguir siendo global, pero con una narrativa más selectiva.
De cara a 2026, el objetivo es consolidar ese modelo híbrido. Inditex aspira a ocupar un espacio intermedio entre el lujo tradicional, cada vez más inaccesible, y la moda ultrarrápida de bajo coste. Marta Ortega sabe que el mayor riesgo no es cambiar demasiado, sino no cambiar lo suficiente. Y también que el éxito del grupo reside en demostrar que una empresa nacida de la fast fashion puede evolucionar hacia una forma más sofisticada de consumo sin traicionar su esencia ni perder su escala global.