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Batalla de Tanga (1914), la mayor victoria de Paul von Lettow-Vorbeck en África

Batalla de Tanga (1914), la mayor victoria de Paul von Lettow-Vorbeck en África

Picotazos de historia

El honor de ser un «askari» de Von Lettow, el coronel que se enfrentó a Hitler

El coronel alemán fue el gobernador de Tanganica durante la Primera Guerra Mundial y luchó por el reconocimiento de las tropas autóctonas que combatieron en África bajo su mando: sus «askari»

Durante la Primera Guerra Mundial África fue un frente secundario pero muy activo. Una campaña descolló por encima de todas: la del gobernador alemán de la colonia de África Oriental alemana, actual Tanganica. El coronel Paul Emile von Lettow-Vorbeck llevó a cabo, con medios limitados y sin posibilidad de recibir refuerzos o suministros, una campaña magistral que bloqueó tropas de la Entente muy necesarias en otros frentes. Von Lettow se ganó el respeto y admiración de sus propios enemigos.

Pasada la guerra, von Lettow se negó a dejarse llevar por los acontecimientos. Se enfrentó a Hitler y rechazó ser manipulado. A consecuencia de ello fue apartado y ninguneado. Pero él luchó siempre por que se reconocieran los derechos de las tropas autóctonas que combatieron en África bajo su mando: sus askaris. Logró la victoria y el Bundestag aprobó el pago de las soldadas y atrasos, pero falleció al poco tiempo, en 1964.

El gobierno alemán envió funcionarios a Tanganica para hacer efectivo el pago a los askaris de Von Lettow (¡una verdadera fortuna para el nivel de vida de Tanganica!). La noticia se publicó y recorrió todo el país de punta a punta. Se convocaba a todos los askaris en Dar el Salaam, la capital.

El día señalado se presentaron unos trescientos veteranos encanecidos. Alguno todavía conservaban el certificado que Von Lettow, personalmente, dio a cada uno. La mayoría no. El problema era ¿cómo identificar a los verdaderos de los impostores?: «Déjenme a mí», dijo uno de los funcionarios que contaba con experiencia militar. Y, señalando una tienda de campaña que habían montado para protegerse del sol, continuó: «Envíenmelos de uno en uno. Los que salgan por detrás serán los buenos».

El funcionario esperó al primero dentro de la tienda de campaña. Nada más entrar le señaló un palo de escoba y le dijo que lo cojiera. Apenas el anciano había tomado el palo cuando ladró una orden en alemán: «Firmes». Y, siempre en alemán, siguieron otras: «Presenten armas, descanse, atención...». Todos reaccionaron a las ordenes que habían aprendido cincuenta años antes. Tal era el honor y respeto que inspiraban, que nadie se atrevió a usurpar el derecho de llamarse askari de von Lettow.

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