Fundado en 1910

19 de abril de 2024

Escudo de armas de la familia Colleoni

Escudo de armas de la familia Colleoni

Picotazos de historia

Los coglioni de los Colleoni: unas armas inusuales

Las armas parlantes son aquellas que representan una figura que alude directamente al apellido o linaje, la familia Colleoni tenía unas armas pecualiares 

Se denominan armas parlantes, en heráldica, a aquellas que representan una figura que alude directamente al apellido o linaje. Así, aquí en España, tenemos a los Abarca (con un par de abarcas), Pancorbo (cinco cabezas de cuervo), Zapata ( cinco zapatos), Solís (un sol), etc.
En un picotazo anterior les hablé de los problemas que dio la estatua que fundió Verrocchio en memoria del condottiero Colleoni. Esta familia –los Colleoni– son un antiguo linaje de la ciudad de Bérgamo cuyo escudo, de armas parlantes, proclama con orgullo el apellido de estos: cortado de plata y gules (rojo). En el campo de plata: dos bolsas escrotales, dos, de gules (bien rojas). Y en el campo de gules, un par de..., de plata.
Viendo el escudo de armas no hay que ser Einstein para relacionar lo que estamos viendo con la forma latina coleus (testículo) y el apellido Colleoni, como forma dialectal o arcaica del actual coglioni. De hecho, en italiano, la terminación en -i suele ser el plural de la palabra, por lo que no sería «un» sino «los».
La familia, al menos Don Bartolomeo –el condottiero–, tanto él como sus tropas, utilizaban como grito de batalla: «Cogli, cogli». Ingenioso juego de palabras donde el plural mencionado podía ser antecedido, indistintamente, por las preposiciones «con» o «por», lo que le confería un airoso resultado.
En tiempos posteriores, miembros más encogidos y apocados de la familia, intentaron disimular sus orígenes transformando los otrora soberbios colleoni en timoratos corazones invertidos. Esta acción resultó contraproducente, ya que el vulgo malintencionado, sin alejarse de la anatomía, creyó ver un cambio de interés o de gusto en la familia, del frente a la parte posterior. Y es que este tipo de actuaciones nunca salen bien, si no pregúntenle al pintor Daniele de Volterra quien, por unas simples veladuras en la obra de Miguel Ángel, hasta el día de hoy se le conoce como «il bragettone».
Si van a la ciudad de Bérgamo, en la plaza del Duomo, encontrarán la soberbia capilla de los Colleoni. Una verja de bronce, patinada por el tiempo, rodea la entrada, rematada por las armas de la familia. Si se fijan un poco verán como los colleoni de los escudos brillan al sol como si fueran de oro, de lo bruñidos que están. Y es que los habitantes tiene la costumbre de frotar los dedos en estas figuras heráldicas para atraer la buena suerte.
Comentarios
tracking