
Batalla del Puente de Stirling fue uno de los enfrentamientos más importantes de la guerras de independencia de Escocia entre escoceses e ingleses
Picotazos de historia
De fiel vasallo del Rey inglés a líder de los rebeldes escoceses en la guerra de independencia
La actuación de Herbert de Morham no solo era una villanía, también era un desacato y crimen contra Eduardo I, por lo que no tuvo más remedio que echarse en brazos de los rebeldes escoceses
En el año 1299, Juana de Clare, viuda del rebelde conde de Fife, elevó una protesta ante Eduardo I de Plantagenet. Durante su viaje a Inglaterra para solicitar ayuda para proteger su patrimonio y el de sus hijos, fue secuestrada por sir Herbert de Morham. Este noble escocés había jurado fidelidad al rey de Inglaterra, por lo que había sido armado caballero junto con su hermano Thomas el año anterior. Claro que antes de eso estuvo como prisionero de Eduardo en el castillo de Nottingham, hasta que se percató de lo oportuno y necesario de reconocer al rey de Inglaterra como señor natural. Herbert, que estaba destinado en la guarnición del castillo de Edimburgo, atacó a la condesa viuda de Fife entre Stirling y Edimburgo, llevándola por la fuerza a casa de su hermano Thomas. Allí la retuvo contra su voluntad, amenazándola para que aceptase contraer matrimonio con él. Como no funcionó la persuasión, robó a la señora cuanto llevaba, lo que alcanzó –entre caballos, ropas, dinero, joyas y calzado– la enorme suma de 2.000 libras.
Eduardo estaba furioso por la actuación de sir Herbert de Morham, ya que Juana de Clare viajaba bajo protección real y había dado juramento a Eduardo I de no contraer matrimonio que no fuera aprobado por el rey. La actuación de Herbert no solo era una villanía, también era un desacato y crimen contra Eduardo I, por lo que no tuvo más remedio que echarse en brazos de los rebeldes escoceses y al año siguiente lideró a un grupo de rebeldes que tomaron el castillo de Stirling. Pero Eduardo era un mal enemigo, «Martillo de Escoceses» hizo grabar en su tumba, y no paró hasta que la cabeza de Morham hizo compañía a la de William Wallace en el Puente de Londres.
Hoy, según la leyenda romántica escocesa, sir Herbert de Morham es representado como un dechado de las más nobles virtudes caballerescas.