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26 de abril de 2024

El grabado representa la partida de los siete barcos de la expedición de Jofre de Loaísa del puerto coruñés

El grabado representa la partida de la expedición de García Jofre de Loaísa del puerto coruñésVicente Urrabieta

Historia naval

La segunda circunnavegación de la Tierra también fue española

La completaron en 1536, tras casi once años, ocho de los integrantes de una expedición que aspiraba a hacerse con el control de las islas Molucas

Esta semana se ha celebrado el 500 aniversario de la primera circunnavegación de la Tierra, aquella singladura iniciada por Magallanes y finalizada por Elcano. ¿Pero cuál fue la segunda? Hay británicos que se la atribuyan a Francis Drake, que la completó en 1580, pero no es así. El pirata fue el tercero. Porque la segunda también fue española y esconde una gran historia detrás.
Elcano regresó el 6 de septiembre de 1522 y Carlos I no perdió el tiempo. El 24 de diciembre otorgó la real cédula que creó la Casa de Contratación de Especiería, con sede en La Coruña, desde donde partieron tres expediciones relacionadas con el Maluco, que es como se denominaba popularmente a las islas Molucas.

La partida

La segunda de esas expediciones, la de García Jofre de Loaísa, es la que zarpó el 24 de julio de 1525 del puerto coruñés. Le da nombre y apellidos un fray nacido en Ciudad Real que, unos meses antes de la partida, fue nombrado por el Rey de España capitán general de la armada y gobernador de las islas Molucas.
La armada estuvo formada por siete barcos. Cuatro eran naos: Santa María de la Victoria (capitaneada por Loaísa), Sancti Espiritus (Elcano), Anunciada (Pedro Vera) y San Gabriel (Rodrigo de Acuña). Había dos carabelas: Santa María del Parral (Jorge Manrique) y San Lesmes (Francisco de Hoces). Completaba la flota el patache Santiago, al mando de Santiago de Guevara. La tripulación estaba formada por unos 450 hombres, en su mayoría españoles (gallegos, vascos y andaluces a la cabeza).
El objetivo era alcanzar las Molucas (hoy forman parte de Indonesia), expulsar a los portugueses, que ya estaban asentados allí, y hacerse con el domino de aquella zona, lo que suponía controlar la producción de especias, pues, de todo el planeta, solo se daban en siete islas de esa zona.

Comienzan las dificultades

Al acercase al estrecho de Magallanes, arrancan los problemas importantes. La nao capitaneada por Elcano, Sancti Espiritus, se va a pique en el cabo de las Once Mil Vírgenes. Dos naves se pierden por deserción: Anunciada y San Gabriel. La primera pretendía llegar al Maluco por el cabo de Buena Esperanza, lo que estaba prohibido por el Rey; nunca más se volvió a saber de esta nao. La San Gabriel quería volver a España, y lo logró tras muchos avatares.
Cuatro barcos sí cruzan el estrecho de Magallanes. A los cinco días de entrar en el Pacífico los separa una tormenta los separa. Y nunca más se volverán a reunir.
Entre los 145 hombres de la nao capitana, Santa María de la Victoria, figuran Loaísa, Elcano y Urdaneta. El 4 de noviembre de 1526 al fin arriba esta nao al Maluco. Lo hace sin Loaísa y Elcano, que mueren en alta mar. De los 450 hombres de la expedición, solo 105 consiguieron el objetivo. De las siete naves que partieron del puerto coruñés, solo llegó la Santa María de la Victoria.

Guerra con los portugueses

A los pocos meses, se inicia una guerra con los portugueses que se prolongará años. El 22 de abril de 1529 se firma el tratado de Zaragoza, por el que el Rey español renuncia, a cambio de dinero, a aquellas tierras remotas. Pero los que allá en las Molucas luchan por España no se enteran hasta octubre de 1533. Es decir, les ocurre lo mismo que más de 300 años después les ocurrirá a «a los últimos de Filipinas».
Cuando confirman que el Rey de España había vendido el Maluco a su homólogo portugués, solo quedan 17 españoles. No todos quieren regresar. Para el viaje de vuelta, se reparten en tres naos portuguesas. El 26 de junio de 1536, Andrés de Urdaneta y Macías del Poyo arriban a Lisboa. Pocos días más tarde llegan a esa misma ciudad, a bordo de la nao Gallega, Hernando de la Torre y otros cuatro marinos, mientras otro marinero, Francisco de París, lo hace en otro barco, de nombre desconocido. En total, ocho supervivientes.
«Habían transcurrido once años menos 28 días desde que zarparan de La Coruña, el 24 de julio de 1525. Se cierra el círculo. Se completaba así la segunda circunnavegación a la Tierra. Sin recibimiento. Sin gloria. Sin blasones. En silencio», escribe Santiago Juega en su libro Periplo al Maluco. La Casa de Contratación de Especiería A Coruña 1522-1529 (Ediciones Boreal), recientemente publicado, y en el que está basado este reportaje.
No completa la circunnavegación, pero es protagonista del viaje de regreso una niña llamada Gracia, que Andrés de Urdaneta había tenido con una nativa de las Molucas. El marino salió del puerto en 1525 coruñés con solo 16 años, como uno de los 450 hombres de la expedición Loaísa, y regresó en 1536 con una cría en los brazos. Con el tiempo se convertiría en uno de los mayores cosmógrafos españoles.
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