Los cinco prófugos españoles más célebres de la historia reciente
España ha tenido varias historias sobre delincuentes de todo tipo que, en paradero desconocido, han estado huyendo de la Justicia
Tras siete años, Carles Puigdemont ha decidido volver a España, tal y como anunció, para frenar la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Con éxito pisaba suelo español a pesar de tener una orden de arresto en vigor, lo que hace que nos preguntemos cómo uno de los prófugos de la Justicia española más buscados ha logrado atravesar los 150 kilómetros por carretera que separan la frontera francesa de Barcelona y dar un discurso ante 2.000 seguidores en el Arco de Triunfo de la Ciudad Condal.
Pero de historias de fugados, España tiene unas cuantas. El Debate recopila cinco de las más célebres.
Luis Roldán Ibáñez
Tras ejercer diversos cargos políticos, Luis Roldán Ibáñez fue especialmente conocido por su época al frente de la Dirección General de la Guardia Civil como primer civil nombrado en el cargo. Sin embargo, ha pasado al recuerdo como uno de los símbolos de la corrupción nacional al ser condenado a 31 años por el Tribunal Supremo por malversación de caudales públicos, estafa, cohecho, contra la Hacienda Pública y falsedad en documento mercantil. Se llevó más de 2.200 millones de pesetas de fondos reservados y comisiones, según se estima.
Pero antes de cumplir con la sentencia, en abril 1994, cuando se inició una comisión en el Congreso de los Diputados para investigar su patrimonio, logró escapar de la Justicia y durante diez meses se convirtió en el hombre más buscado de España hasta que en febrero de 1995 fue detenido en el aeropuerto de Bangkok. El ex director de la Guardia Civil llegaría a España en un avión militar fletado por el Gobierno para recogerlo en Roma, procedente de Tailandia, para finalmente, pasar 15 años encarcelado, saliendo de la prisión de Roldán en 2010.
Josu Ternera
El caso del exdirigente de la banda terrorista ETA, José Antonio Urrutikoetxea Bengoechea (Josu Ternera) también ha estado en el foco de atención pues logró escapar en tres ocasiones. Llevaba prófugo desde 2002, cuando mientras ejercía como legislador en el parlamento regional vasco, el Tribunal Supremo emitió una orden de arresto internacional contra él por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987 al estimar que en ese momento la banda terrorista estaba dirigida «de forma absoluta» por él. Se le llamó a comparecer en dos ocasiones, pero en ninguna de ellas apareció.
Documental en el Festival de San Sebastián
Así fue el atentado que Josu Ternera se atribuye en el polémico documental de Évole
Pasó su vida entre la clandestinidad y negociaciones fallidas para los procesos de diálogo con el Gobierno y la organización terrorista de la que era dirigente. Y después 17 años fugado, en 2019 fue finalmente detenido en la localidad de Sallanches, en los Alpes franceses en una operación en la que participaron la Guardia Civil y el Servicio de Inteligencia interior galo.
Iñaki de Juana Chaos
Otro de los casos más sonados de fuga fue el del etarra Iñaki de Juana Chaos, que fue puesto en libertad en agosto de 2008 tras cumplir 21 años de prisión por 11 atentados terroristas en Madrid que costaron la vida de 25 personas. Sin embargo, al día siguiente de ver la luz, De Juana Chaos salió de España para escapar primero a Dublín (Irlanda) y después a Belfast (Irlanda del Norte, Reino Unido, donde se sigue un proceso de extradición que enfrenta a la Justicia española con la defensa del etarra. Aunque desde 2014 algunos medios le localizaron en Venezuela, desde entonces está en paradero desconocido.
Francisco Paesa
Como no puede ser de otra forma. El agente de servicios secretos Francisco Paesa pasó su vida en la clandestinidad pública hasta que, en los años 90, comenzó a ganar popularidad al verse involucrado en el caso del prófugo Roldán. Pero lo que escondía desde su anonimato era una vida llena de estafas y trapicheos. En los años 60, en una Guinea Ecuatorial recién independiente de España, convenció a Francisco Macías, primer presidente democrático del país y poco después dictador, para crear un banco central: Paesa acabaría huyendo del país a Ginebra acusado de estafa.
Aquí, se ganaría fama de playboy, pero también aprendería el secreto de los bancos con secreto. También estableció contactos con traficantes de armas, se hizo pasar por uno de ellos y vendió dos misiles antiaéreos a la banda terrorista ETA con lo que ayudaría a descubrir un almacén oculto de ETA con un arsenal en Sokoa, País Vasco. Con toda esta experiencia, llegaría 1994 y Paesa ayudaría a Roldán a ocultar en paraísos fiscales la fortuna que había acumulado mediante comisiones ilegales por la reforma de casas cuarteles. Jugaría a dos bandos pues sería cómplice en la huida de Roldán y quien pactaría con la Justicia española para revelar el paradero del prófugo a cambio de dinero.
Quiso volver a su vida en la clandestinidad y para ello fingió su muerte: el diario El País publicaba en 1998 su muerte, pero años más tarde, en 2004, fue El Mundo quien reveló que seguía vivo, en un pequeño municipio francés cercano a París.
El Lute
A finales del año 1970 cinco presos del Penal del Puerto de Santa María, uno de los más férreos del país por aquel entonces, estaban a punto de llevar a cabo una operación que llevaban días planificando: su huida. Entre ellos se encontraba Elueterio Sánchez, famoso por sus robos, problemas con la justicia, atracos, asesinatos y míticas fugas. Para unos un asesino terrible y para otros un símbolo de lucha contra lo establecido. «El Lute», como le apodaban, había sido condenado a 30 años de reclusión tras haber pasado un año en el penal del Dueso, en Cantabria.
En su traslado a Madrid para testificar en un juicio se lanzó del tren en marcha y cruzó a nado el Canal de Castilla. Estaría 12 días a la fuga hasta ser nuevamente detenido y metido en la cárcel de El Puerto de Santa María (Cádiz). En uno de sus paseos por el patio localizó un punto débil en el blindaje de la prisión: una de las paredes de un pabellón en la que solo dormían 28 presos conectaba directamente con el tejado del comedor, donde desde allí podría acceder al muro exterior ayudado por una cuerda de nylon.
Aprovechando la nochevieja de 1970, cuando los vigilantes estuviesen ocupados despidiendo el año y dando la bienvenida a uno nuevo, consiguió con éxito su plan de huida. Esta libertad duraría casi dos años y medio hasta volver a ser detenido en junio de 1973. Pasaría a la prisión de Cartagena, luego fue trasladado a Córdoba y por último a Alcalá de Henares, donde en 1980 se le concedió el régimen de prisión atenuada por buena conducta y, un año más tarde el indulto.