![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/new_main_image/files/fp/uploads/2024/12/10/67585fd040b4f.r_d.470-207-12766.jpeg)
La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov
Lea y escuche el relato semanal de El Debate
Los soldados en campaña que se enfrentan a diario con la muerte, suelen tener una relación especialmente intensa con la religión. Y si esos militares son españoles, y de Infantería, se acogen a la protección y el consuelo de su patrona, la Virgen Inmaculada, desde el Milagro de Empel, en 1585.
Por ello, aunque estos días de festividad de la Inmaculada, los católicos han compartido miles de sus imágenes clásicas, las más difundidas han sido las que recuerdan este patronazgo: la Inmaculada de los Infantes de Ricardo Sanz y sobre todo, El Milagro de Empel de Ferrer-Dalmau. Este Milagro ha sido recordado y recreado con gran esplendor en distintas ciudades como Sevilla con el Tercio de Olivares y prácticamente no hay un solo aficionado a la historia que no conozca el capítulo del Milagro con las tropas españolas en Flandes atrapadas en la isla de Bonmmel.
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585b1104190.jpeg)
Pero muy pocos saben que la última intervención de la Inmaculada, a favor del ejército español en un campo de batalla, pudo ser en pleno siglo XX. En este caso no eran herejes protestantes contra los que luchaban, sino contra ateos comunistas. Y sucedería nada menos en las estepas heladas de la Rusia soviética dentro de las operaciones del sitio alemán a Leningrado.
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585a4f9ead5.jpeg)
El contexto militar
Afortunadamente en esta década del siglo XXI ya ha quedado más que documentado la voluntariedad de los españoles que fueron a combatir allí. Nuestro país jamás había tenido conflictos con Rusia, pero debido a las experiencias traumatizantes del régimen del Frente Popular, cuando se lanzó la llamada a los jóvenes para un alistamiento contra la «Rusia Comunista», desbordó todas las expectativas.
Centenares de miles de españoles arrastraban «deudas pendientes» con el comunismo: asesinatos de familiares, camaradas y amigos; expolio de propiedades –no fincas ni grandes empresas, sino viviendas y bienes personales–; largas penas de prisión, las vivencias de las checas del terror rojo y el recuerdo indeleble del «muera España, viva Rusia» que tanto había publicitado el Frente Popular.
Aunque la División tuvo un carácter falangista en esta nueva cruzada contra el bolchevismo, los cuadros de mandos, de generales, coroneles a cabos, eran militares profesionales del ejército español, lo que proporcionó a la unidad una eficacia de la que hubiera carecido de ser una fuerza puramente miliciana.
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585b75cd2eb.jpeg)
Para los militares procedentes del bando vencedor en la Guerra Civil, la campaña de Rusia no sólo era una cuestión ideológica, sino también una magnífica oportunidad profesional. Iban a combatir codo con codo con el ejército reputado como el mejor del mundo. Esta simbiosis de profesionalidad, profundas convicciones ideológicas e incluso religiosas, le haría ser una de las unidades más destacadas en la historia militar española contemporánea y también la más competente de entre las fuerzas extranjeras que combatieron como aliados de Alemania en su lucha contra el Ejército Rojo de Stalin.
Lo acreditan las 2.362 cruces de Hierro de 2ª clase y con 135 de 1ª clase, además de las propias del ejército español, entre las que destacaron por su extraordinario valor sus ocho Cruces Laureadas de San Fernando, todas a título póstumo, excepto la concedida al mítico capitán Palacios, tras ser liberado del Gulag stalinista. Una ética basada en la aceptación de la muerte como destino, férreas creencias, y un intenso patriotismo formaron la peculiar escala de valores de la unidad.
La marcha hacia Possad
Desde territorio bávaro, donde estaba instalado el campamento de instrucción, el contingente español partió en tren hasta la frontera polaco-soviética. Una vez allí, siguieron a pie hasta el frente ruso, en marchas de 50 kilómetros al día con 40 kilos de equipo, pernoctando en los helados caminos. Tras un mes de marcha, ya en el frente de batalla, vivieron el invierno más frío del siglo, donde la congelación causó más bajas que las balas, llegando a sufrir los 51 grados bajo cero.
Se les asignó el sector en el rio Vóljov, que incluía Nóvgorod, la primera capital rusa, que los soviéticos deseaban liberar por motivos obvios. Apenas llegaron al frente, los españoles junto con tropas alemanas, cruzaron el Vóljov hacia el Este. Pero para entonces la Wehrmacht estaba exhausta y tras dos meses de combates, los soviéticos acabaron reconquistando el sector y devolviéndolos a las líneas de partida. Fue este periodo en el que la División Azul escribiría páginas épicas como las de Possad, y en el que los católicos verían la intervencion mariana.
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585c7e190bf.jpeg)
Páginas épicas de Possad
En los primeros días de noviembre de 1941, el Cuerpo de Ejército alemán había dado orden a la División Azul de relevar en Possad a una guarnición alemana. Los germanos necesitaban sus tropas para tratar de seguir avanzando hacia Tijvín, así que los españoles debían cubrir aquel hueco. Desde entonces, habían vivido allí un largo calvario. Possad, aparentemente solo una pequeña aldea, era en realidad un enclave del máximo valor para el mando soviético, así que los divisionarios fueron sometidos a un terrible acoso desde el mismo día en el que llegaron. La posición se encontraba muy alejada del resto de las españolas , y –por ejemplo– fuera del alcance de la artillería de la División Azul. Además, el acceso sólo era posible por un estrecho camino en medio de un inmenso bosque, donde apenas un solitario monasterio abandonado, el de Otensky, ofrecía la posibilidad de montar una posición de apoyo.
Practicamente cercados, y lejos de la protección de su propia artillería, los combatientes españoles fueron sometidos a un ataque concéntrico día tras día. Y no solo por masas de infantes, sino con un intenso apoyo artillero y aéreo. El primer batallón que recibió la misión, fue pulverizado en pocos días. Hubo que relevarlo, y se designó a compañías enteras de otros regimientos para ocupar sus posiciones, pero estas pronto quedaron diezmadas. Y al final, los relevos que llegaron, fueron secciones y hasta pelotones de casi todas las unidades de la División Azul.
Así la defensa de Possad se convertiría en un símbolo porque, en mayor o menor medida, combatieron allí casi todas las unidades de infantería española de toda la División Azul.
![Cubierta del libro 'Tiempos de milicia en Possad'](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585cc90fd99.jpeg)
Cubierta del libro 'Tiempos de milicia en Possad'
En la cabeza de puente de Sitno se produjeron combates de terrible dramatismo: Sitno, Tigoda, Dubrovka y -sobre todo- Nikitkino, la aldea más alejada de las posiciones propias donde escribieron páginas de conmovedor heroísmo.
Centenares de divisionarios dejaron sus cuerpos destrozados en aquellas aldeas. Uno de ellos, Enrique Sotomayor, un joven líder falangista, que había lanzado la idea de crear el Frente de Juventudes, al que muchos veían con la misma fuerza espiritual y el carisma de un San Ignacio de Loyola. Era un cerebro privilegiado, terminó la carrera de Derecho en dos años y dejó la cómoda posición de director de un diario en Sevilla para combatir en Rusia. Y lo hizo con tal entrega como para merecer la Medalla Militar Individual, que se le entregó a título póstumo a la familia, pues él había muerto en Possad. También estuvo en Possad otro destacadísimo falangista, el poeta y ensayista Dionisio Ridruejo, que escribió alguno de sus mejores poemas sobre aquellos combates. Entre ellos, el dedicado a su amigo y camarada Sotomayor.
La orden de repliegue
Y si entramos en la fecha del 7 de diciembre, en el diario de operaciones de la División Azul, podemos leer algo tan anodino como esto:
«Se recibe una orden de repliegue sobre la nueva línea para la noche de hoy: La División 250º (Española) se abrirá paso la noche del día 7 con los contingentes que todavía quedan en Possad y Otensky, replegándolos a la margen oeste del Vóljov».
Los divisionarios recibieron con sentimientos encontrados la orden de repliegue ya que consideraban que aquella tierra ya era sagrada, porque había recibido los cuerpos de tantos de sus camaradas. Iban a escapar de aquellas ratoneras, pero tendrían que dejar allí a sus caídos. El capellán de la guarnición de Nikitkino ordenó a varios soldados que cogieran puñados de tierra de cada una de las tumbas de los allí caídos, para llevárselos en la retirada. Otro de los poetas falangistas que sirvió en la División Azul, Demetrio Castro Villacañas, les dedicó una conmovedora Elegía por unos muertos lejanos.
El peligroso repliegue
La orden de repliegue se dio el día 7, y había que ejecutarla la noche del 7 al 8 y a lo largo del día de la Inmaculada. No hace falta saber mucho de historia militar para saber que las retiradas suelen acabar en terribles tragedias. Un precedente cercano en el espacio lo tenían en la cruenta retirada de las tropas de Napoleón en Rusia. Y posiblemente los días 7 y 8 más de uno debió pensar en ello, tanto entre quienes habían dado la orden en el Cuartel General, como entre las unidades que debían ejecutar el repliegue.
Durante las semanas anteriores, el enemigo no había dado descanso, sin dejar de atacar Possad, Otensky y Nikitkino, todos los días, a todas horas, de día y de noche, con infantería, con artillería, con aviación. Nada sugería que aquel día fueran a actuar de distinta manera. El repliegue podía acabar en hecatombe para unas guarniciones españolas que se retiraban agotadas, marcadísimas en efectivos.
![Soldados de la División Azul en puesto de mando de Prokrowskaja, URSS](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2022/12/31/63b01ab561870.jpeg)
Soldados de la División Azul en puesto de mando de Prokrowskaja, URSS
Pero si seguimos leyendo en el prosaico diario de operaciones nos encontramos con que fue una jornada especialmente dura. «En Possad, el enemigo apoyado por aviación, artillería, y armas pesadas de infantería ataca incesantemente desde el Norte, Este, Sur y Suroeste, sin lograr ningún éxito. Nuestras tropas, como en días anteriores, tienen que soportar en sus posiciones de combate, temperaturas inferiores a los 30 grados bajo cero».
A la dureza de tomar parte en estos duros combates hubo que añadir la de realizar los preparativos para el repliegue ordenado. A las 19:00 aún hubo un fuerte ataque aéreo soviético, pero a las 21:00 se iniciaba el repliegue.
Fecha cargada de simbolismo
Todo iba a suceder el día 8 de diciembre. La fecha no podía estar más cargada de simbolismo, el de la Virgen Inmaculada, Patrona de la Infantería Española, clave en el calendario militar. Cada año, en todos los acuartelamientos, la fecha se celebraba, con actos religiosos y una fiesta de convivencia por todo lo alto. Fastos en los que reinaba la euforia y la camaradería. Pero lógicamente, dadas las circunstancias, aquel año, allí, en las gélidas tierras de Rusia, no podían dedicar recursos ni tiempo a festividad alguna y menos inmersos en un repliegue que con casi toda seguridad sería letal…
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585b3fda484.jpeg)
Y no hace falta literatura para explicar el desenlace, ni más fuente de lo sucedido que los propios diarios de operaciones : «Las guarniciones de Possad y Otensky, se han retirado ordenadamente y sin presión del enemigo. Han llegado a Chevelevo, pasando a ocupar las posiciones que le han sido señaladas al Oeste del Vóljov». Sobre otro de los enclaves asediados tal y como nos informa el diario: «A las 17:00 y con arreglo al plan previsto se inicia el repliegue de las fuerzas que guarnecen la cabeza de puente de Sitno. La operación se realiza sin novedad».
Vamos, que en una operación que con casi toda seguridad sería letal, no ocurrió nada. El repliegue no fue más que una agotadora caminata.
Que los soviéticos no se hubieran percatado del repliegue, ni detectado este movimiento, y que ninguno de los enclaves durante el mismo hubiera sufrido algún ataque, fue algo inexplicable. Absolutamente todas las fuerzas de la División Azul al Este del río Vóljov pudieron replegarse a la relativa seguridad de nuevas posiciones en la margen occidental.
Posiblemente muchos de los infantes de los batallones españoles que se replegaban pensaron en su Patrona pensando que no verían amanecer. Pero esta vez lo hicieron más que nunca, porque lo que acababa de ocurrir fue para ellos un autentico milagro.
![La gesta de las escuadrillas de la División Azul volando sobre el cielo más rojo](https://imagenes.eldebate.com/files/related_image/files/fp/uploads/2024/11/15/673785edf12e2.r_d.566-194.jpeg)
Grandes gestas de la Historia
La gesta de las escuadrillas de la División Azul volando sobre el cielo más rojo
Por supuesto que hay una explicación racional. Los soldados soviéticos estaban agotados tras tantos días de duro combate contra aquellos extraños combatientes llegados desde tan lejos y que parecían ser todos ellos auténticos «novios de la muerte».
Pero ni uno de los soldados de la División Azul que, muertos de hambre, frio y sueño andaban con nieve hasta las rodillas camino de sus nuevas posiciones, buscó una explicación racional. Todos lo tuvieron claro: era el 8 de diciembre y era la Inmaculada, su Patrona, la que los protegía, y su manto pareció convertir a aquellos hombres en invisibles a los ojos de los soviéticos.
![La gesta española de la Inmaculada en el gélido y soviético Vóljov](https://imagenes.eldebate.com/files/vertical_composte_image/uploads/2024/12/10/67585bd9d9da2.jpeg)
Si, aquel día 8 de diciembre de 1941, todos los divisionarios sintieron que la Virgen Inmaculada estaba allí, con ellos, en el Vóljov. Y con la dulce mirada que trasmitía desde las estampitas que portaban sus bolsillos, la Inmaculada les dio fuerzas, calentó sus corazones y les permitió alcanzar las nuevas posiciones. Los infantes españoles han sentido muchas veces que Ella no los olvida y para ellos, de la misma manera que había habido siglos antes un milagro en Empel hubo un milagro mientras la División Azul española combatía al comunismo soviético en las orillas gélidas del río Vóljov...