
El Oficio de Tinieblas, una desparecida tradición con once siglos de antigüedad
Picotazos de historia
El Oficio de Tinieblas, una desaparecida tradición con once siglos de antigüedad
El 19 de noviembre, por medio del decreto Maxima Redemptionis, de 1955, se cambiarían las liturgias propias de la celebración de la Semana Santa, modificando y suprimiendo un ceremonial que se había mantenido desde el siglo IX
El Papa Pío XII llevó a cabo una serie de reformas litúrgicas entre los años 1947 y 1958. El inicio de estas reformas comenzó con la promulgación de la encíclica Mediator Dei, el 20 de noviembre de 1947. En 1952, primero de manera experimental y luego de forma definitiva, estableció la Vigilia Pascual, que es la celebración litúrgica que conmemora la Resurrección de Jesús y que tiene lugar la madrugada del Domingo de Pascua.
El cirio pascual —la vela que se bendice y enciende durante la vigilia de la noche del Sábado Santo y que representa a Cristo resucitado—, y que antiguamente era un cirio de tres brazos de uso exclusivo para esta celebración, fue sustituido por el cirio que hoy conocemos.
Pero sería el 19 de noviembre, por medio del decreto Maxima Redemptionis, de 1955, cuando se modificarían las liturgias propias de la celebración de la Semana Santa, modificando y suprimiendo un ceremonial que se había mantenido desde el siglo IX. Me estoy refiriendo, en concreto, al denominado Oficio de Tinieblas, motivo del presente artículo.
Se denominaba Oficio de Tinieblas a la celebración de las oraciones de las horas canónicas de maitines y laudes, correspondientes a la madrugada y a la primera hora de la mañana, respectivamente. El oficio se realizaba durante la noche o madrugada del Jueves, Viernes y Sábado Santo. El eje de la ceremonia era un candelabro de quince luces o velas, de forma triangular, que se colocaba en el presbiterio para ser visto por todos los asistentes. Cada una de las velas del candelabro se apagaba —de abajo hacia arriba, de derecha a izquierda— a medida que avanzaba la celebración. Este candelabro recibe el nombre de tenebrario o saettia.Las quince velas representaban a los once primeros apóstoles (al pobre san Matías lo dejaban fuera), a las tres Marías y a Jesucristo. La forma triangular del candelabro simboliza el misterio de la Santísima Trinidad. La decimoquinta vela, situada en el vértice superior del triángulo y que será la única que permanecerá encendida, representa a Cristo, quien brilla frente a la fe menguante, simbolizada por el apagado progresivo de las otras velas. La simbología en torno al tenebrario ha sido ampliamente comentada desde los escritos de Amalario de Metz (775–850 d. C.) hasta el Sacrae liturgiae praxis del padre De Hert, publicado en 1862. Pero volvamos a la ceremonia del Oficio de Tinieblas.
La liturgia se iniciaba situando el tenebrario en el presbiterio, colocando las quince velas y encendiéndolas en el orden en que se apagarán: de derecha a izquierda y de abajo a arriba. Durante las tres noches que se celebraba el oficio, la estructura se mantenía constante. Cada celebración se dividía en maitines y laudes, las horas canónicas propias del Oficio de Tinieblas.
Los maitines se dividían en tres partes de oración llamadas nocturnos. Cada nocturno contenía tres salmos (cada uno de los himnos u oraciones recogidas en el Libro de los Salmos, que forma parte de la Biblia). Al finalizar cada salmo, se apagaba una vela del tenebrario. A continuación, se rezaba en silencio un padrenuestro. Luego se leían tres pasajes del Libro de las Lamentaciones, seguidos del canto de un responsorio. En el Oficio de Tinieblas se utilizaba un responsorium prolixum, más largo de lo habitual.
La segunda parte del oficio eran las laudes, la oración correspondiente a la hora tras el amanecer. Cada una de las laudes —recordemos que la ceremonia se repetía las noches del Jueves, Viernes y Sábado Santo— se repetía cada día, variando únicamente los salmos y las lecturas. Se componía de cinco salmos y, al final de cada uno, se apagaba una vela. Luego seguía un versículo con antífona o responsorio y se cantaban el Benedictus y el Christus factus est. El oficio concluía con un padrenuestro rezado en silencio y una oración final.

Tenebrario usado en el oficio de tinieblas
Por tratarse de una celebración de Semana Santa, se suprimía el Gloria Patri al final de cada salmo. Esta oración —también conocida como doxología— es una alabanza a la Santísima Trinidad.
Durante todo el desarrollo de maitines y laudes, se iban apagando las velas del tenebrario, quedando solo encendida la situada en la cúspide. Al terminar el Benedictus, se apagaba toda la iluminación del templo, que quedaba a oscuras, iluminado solo por la vela que representa a Cristo. Esta vela era retirada del tenebrario y llevada por un clérigo que se situaba en el ángulo de la Epístola, vuelto hacia el lado de los Evangelios.
En la fase final, con el inicio del Christus factus est, el coro se arrodillaba mientras el clérigo que sostenía la vela se escondía tras el altar. Después del padrenuestro se cantaba el Miserere (salmo 50). Finalizada la oración del oficiante, el maestro de ceremonias golpeaba con la mano abierta el banco o el libro frente a él. Todos los presentes imitaban esta acción, en lo que se conoce como strepitus, que simboliza el terremoto ocurrido tras la muerte de Jesús. Este gesto, junto al tenebrario y la oscuridad, es una característica especial del Oficio de Tinieblas.
El clérigo que estaba oculto regresaba, mostrando la vela encendida, símbolo de la Resurrección de Jesucristo. Esta era la señal de que el oficio había concluido y todos los asistentes se retiraban.
Tras la reforma de 1955 —salvo dispensa y excepto en el caso de las catedrales, donde la Misa Crismal (misa en la que se bendicen y consagran los santos óleos, por lo general el Jueves Santo) debe celebrarse por la mañana—, ya no es posible anticipar esta ceremonia. El oficio ha declinado y languidecido, y en su forma original solo es practicado por los seguidores de la misa tridentina, según el Misal Romano promulgado por el Papa Pío V en 1570, a petición del Concilio de Trento.