Trump da Jaque mate a Zelenski
Zelenski es una marioneta rota, sin la mano que lo mecía a voluntad, aparece en el escenario internacional interpretando uno de sus últimos papeles como actor
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, viajó a Estados Unidos para firmar con Donald Trump el acuerdo de tierras raras. Sin embargo, la realidad ha roto la imagen inexpresiva que el protocolo suele evitar que trasluzca al exterior. El estilo victimista del presidente ucraniano, embutido siempre en ropa paramilitar, alejado de todo protocolo, no ha encontrado en el presidente y el vicepresidente de los EE.UU. una respuesta afable.
Después del envío de 27.688 millones de dólares de las reservas del Departamento de Defensa al esfuerzo de guerra ucraniano, el vicepresidente J.D. Vance reprochó a Volodímir Zelenski su estilo irrespetuoso y sin educación con el máximo mandatario estadounidense delante de los medios de comunicación, sin agradecer en ningún momento el apoyo económico y militar dado por la gran potencia.
Téngase en cuenta que, en sus apariciones online ante el parlamento griego, el ucraniano cedió la palabra a un voluntario del batallón Azov, considerado de ideología neonazi, o en el de los Países Bajos, Zelenski se refirió al aniversario del levantamiento neerlandés «contra la tiranía» en alusión a la España de Felipe II. Claramente, la ausencia de educación del cómico ucraniano no le ha planteado ningún tipo de problemas en la recolecta de ayuda económica y militar. No obstante, en los EE.UU. es bien diferente cuando se trata con la máxima potencia y Volodímir Zelenski, pocos días antes, dijo desconocer el paradero de aproximadamente 200 mil millones de dólares asignados por EE.UU. de otras partidas para la guerra.
El nuevo ejecutivo de los Estados Unidos quiere asegurarse un nuevo orden internacional donde los EE.UU. mantengan un puesto determinante. Para ellos, China es el verdadero peligro que de manera lenta e inexorable va escalando a la primera posición de potencia económica, y Trump pretende asegurarse el suministro y explotación de las materias primas y recursos que le aseguren ese puesto, y afrontar su pugna con China desde una posición de ventaja. En ese camino pretende aprovechar su supuesta amistad con Vladimir Putin para terminar la guerra de Ucrania, asegurarse la explotación de los recursos ucranianos, en pago a su ayuda, no donada, y explotar los recursos del ártico, pactando con los rusos.
En ese punto, Donald Trump, se considera un árbitro y no el enemigo de Putin, como si hacía su antecesor Biden, quien llegó a calificar al ruso de asesino. Por el contrario, Trump, se considera un mediador entre Rusia y Ucrania para lograr la paz, y más bien considera a ambos herederos de la URSS en la misma parte baja en el nivel de transparencia democrática. A partir de este punto, herir a Putin es empujarlo más a la alianza con China e Irán, por lo que los halagos y su reintroducción a la elite internacional pretende abrirle un camino de distanciamiento con China, potencia que ambiciona una Siberia enorme, rica en recursos sin explotar y poblada por unos escasos 20 millones de habitantes. El antecedente de Nixon con China, se ve de nuevo, pero en este caso, al contrario, alejando a Rusia de su aliado chino. Otra cuestión diferente es que lo consiga.
Entretanto, Zelenski es una marioneta rota, sin la mano que lo mecía a voluntad, aparece en el escenario internacional interpretando uno de sus últimos papeles como actor. Para su desgracia, la administración republicana ya tiene un nuevo divo que representará su papel en el proceso de reconstrucción de una Ucrania, sin guerra y limitada a los intereses de los EE.UU., pero amputada en sus territorios orientales, donde el ruso gestionará su explotación para el mercado de los EE.UU. Sin embargo, el fin de la guerra que Trump quiere necesita el compromiso de respeto a la Ucrania superviviente y de una Rusia que no intente restaurar las antiguas fronteras de la URSS. Polacos y bálticos releen sus libros de historia y se preparan para el futuro.
- José Luis Orella es historiador y profesor de la Universidad CEU San Pablo