35 horas de persecución y un chivatazo clave: cómo el FBI cogió al sospechoso de matar a Charlie Kirk

El reloj empezó a contar desde el instante en que, frente a 3.000 estudiantes en la Universidad del valle de Utah, un único disparo interrumpió una charla y acabó con la vida del activista político Charlie Kirk. Mientras la gente reaccionaba con miedo y la confusión se apoderaba del momento, las cámaras del campus captaron a un hombre joven en una azotea a unos 180 metros del escenario; le vieron disparar, lanzar una mochila, saltar y huir. El FBI divulgó capturas y pidió ayuda ciudadana, fijó una recompensa de 100.000 dólares y publicó la descripción del sospechoso: blanco, delgado, con gorra, gafas oscuras y camiseta con motivos patrióticos. Las fotos circularon con rapidez por redes y medios locales.

En el margen de esas horas, sin embargo, hubo pasos en falso. Agentes federales y locales detuvieron a dos personas inicialmente, pero las pruebas no sostuvieron las sospechas y ambas fueron puestas en libertad. El director del FBI y el propio gobernador de Utah ofrecieron comparecencias públicas con avances, pero sin confirmar arrestos por el asesinato de Charlie Kirk, lo que alimentó durante un tiempo la sensación de que la caza estaba siendo complicada.

Según fuentes policiales filtradas, tras ser reconocido en las imágenes de seguridad el joven acabó confesando el crimen a su padre. El progenitor —con trayectoria en el sheriff del condado, según los registros familiares— contactó con fuerzas del orden y, con la colaboración de un ministro con conexiones en la esfera policial, alertó a las autoridades.

El sospechoso, identificado por la policía judicial como Tyler Robinson, de 22 años, fue localizado y detenido alrededor de las 23:00 horas del jueves en el sur de Utah. A partir de ahí, la investigación entró en una fase de aseguramiento de pruebas y reconstrucción técnica de los hechos.

Los investigadores señalan varios elementos clave que vinculan a Robinson con el crimen. Desde la aparición del arma —un rifle Mauser de caza de modelo antiguo— envuelta en una toalla en una zona arbolada cerca de la ruta de escape; la recuperación de huellas (palma, antebrazo y la suela de un calzado) que encajan con las del sospechoso de asesinar a Kirk; y la intervención de comunicaciones en las que, según el FBI, el detenido discutió detalles con un compañero de piso y habría hecho confesiones.

Además, en el cargador del arma los peritos encontraron tres casquillos con mensajes grabados de contenido antifascista y apoyo a personas transexuales, un detalle que los investigadores han vinculado a la motivación ideológica que todavía no se ha aclarado del todo en público.

Robinson, estudiante universitario becado, residía en una vivienda de seis dormitorios valorada en unos 600.000 dólares en la localidad de Washington, al sur del estado. Procede de un entorno familiar en el que su madre trabaja en servicios sociales y también tiene dos hermanos pequeños.

Mientras el caso avanzaba hacia el arresto, las autoridades describieron la operación como una combinación de trabajo forense, vigilancia, análisis de vídeos y la colaboración ciudadana incentivada por la recompensa. El arma, las huellas y las conversaciones intervenidas con el acompañante del sospechoso —herramienta que el FBI empleó para reconstruir confesiones posteriores al hecho— fueron presentadas por los investigadores como los hilos que sostienen la acusación inicial.

Finalmente, el presidente Donald Trump anunció en televisión que, «con un alto grado de certeza», creía que el asesino estaba detenido y valoró que la pena capital sería lo apropiado. También dijo haber hablado con la viuda de Kirk y aseguró que Turning Point USA proseguiría su actividad. Varios cargos del entorno político de Kirk, entre ellos el vicepresidente JD Vance, se desplazaron a Salt Lake City para acompañar a la familia.

Ahora empieza la fase procesal y la comprobación técnica. Las autoridades han indicado que están analizando a fondo el arma, las municiones, las huellas y el material audiovisual.

También investigan el móvil con los mensajes hallados en los casquillos que sugieren una carga ideológica —marcas antifascistas y apoyos a colectivos trans— pero los investigadores no han oficializado aún una hipótesis definitiva sobre las motivaciones del crimen y qué llevó a un joven de buena familia, estudiante, a cometer un crimen atroz que ha vuelto a estremecer a Estados Unidos.