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20 de abril de 2024

El presidente francés Emmanuel Macron y Nicolás Maduro en Egipto

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El Debate en América

Maduro se pasa por el arco del triunfo de París las negociaciones sobre Venezuela

Mientras el Gobierno siga logrando lo que quiere por otras vías, y mientras la oposición no tenga el «músculo» que se requiere para obligarlo a negociar, el pueblo venezolano deberá seguir a la espera de que lleguen mejores tiempos

La reciente intervención del presidente de Francia, parece haber abierto una puerta a la esperanza de que, finalmente, la negociación entre el gobierno y la oposición pueda reanudarse.
En consecuencia, la posibilidad de volver a la mesa de negociación sigue bloqueada, aunque haya declaraciones de «buena voluntad».
Logró la libertad de los narco-sobrinos de la Primera Dama y mantener la participación de la empresa norteamericana Chevrón en la actividad petrolera nacional, conversando directamente con los EE.UU. sin ceder a ninguna de las exigencias de la parte opositora.
Así, el gobierno se percibe firme, cómodo y con mayor poder, aunque fundamentalmente militar, pues su propio capital político y social, es decir, al pueblo chavista (un 15 % de la población) sumergido igual que todos en la crisis general del país, tiene respuestas de apoyo cada vez más débiles.
La dirigencia opositora, por su parte, sigue fragmentada, pese a las iniciativas para renovar el liderazgo y recuperar la unidad, lo cual debilita fuertemente su capacidad para forzar al gobierno a negociar, y genera desconfianza en el seno del pueblo opositor.
Eso crea una asimetría de poder, que hasta ahora ha hecho muy poco probable el avancen de las negociaciones previstas.

El gobierno se siente sin presión, y percibe débil a la oposición, así que no ve ningún motivo para participar en una negociación

El gobierno se siente sin presión, y percibe débil a la oposición, así que no ve ningún motivo para participar en una negociación en la que tiene más que perder que ganar, o donde haya algo que ponga en riesgo su permanencia en el poder.
En el ámbito internacional, la perspectiva es que el gobierno seguirá intentando sacar provecho del cambio geopolítico y económico mundial creado por la guerra en Ucrania y la agresividad de la política exterior de China, en su guerra conjunta contra occidente.
Por otro lado, seguirá propiciando apoyos geopolíticos y económicos extracontinentales al precio que impongan las conveniencias ajenas, especialmente por parte de países como Rusia, China e Irán.
Asimismo, seguirá explorando con más de 40 empresas de la UE y los EE.UU que hoy participan activamente en la vida económica nacional, posiciones, coincidencias y relaciones anti sanciones y acuerdos económicos opacos y asimétricos, como la entrega de petróleo, oro, territorios, manejos financieros dolosos y nuevas oportunidades de negocio, para mantener apoyo o neutralidad en la comunidad internacional.
En cuanto a la oposición, el debilitamiento de su proyección e interlocución nacional e internacional hará que los Estados Unidos y Europa, aunque le mantengan un apoyo formal, este se vea limitado por sus propios desafíos e intereses políticos y económicos.
Pese a todo, los venezolanos aspiran mayoritariamente a un cambio político y muestran interés en participar en los eventos que contribuyan a definir un liderazgo político opositor que conduzca a ese propósito.

La mayoría de la población desea un cambio que le permita mejorar su situación actual y tener un futuro mejor, y cree que ese cambio podría darse por la vía electoral

Asimismo, la mayoría de la población desea un cambio que le permita mejorar su situación actual y tener un futuro mejor, y cree que ese cambio podría darse por la vía electoral; por un lado, mediante la renovación del liderazgo y la escogencia de un candidato único a través de un proceso de primarias y, por el otro, votando en las elecciones presidenciales programadas para el 2024, pero que el gobierno ha amenazado con adelantar, para aprovecharse de la debilidad opositora y sin dar ninguna garantía de transparencia.
Estamos entonces, en lo que resta de 2022, frente a perspectivas políticas que parecen más favorables al gobierno que a la oposición, aunque los retos para el primero, son cada vez mayores.
Así que, mientras el gobierno siga logrando lo que quiere por otras vías, y mientras la oposición no tenga el «músculo» que se requiere para obligarlo, negociar no parece ser una opción en el corto plazo, más allá de los encuentros «mediáticos» como el de Paris, el cual concluyó sin avances significativos, ni acuerdos y sin fecha de reanudación.
Mientras tanto, la democracia, la libertad y el bienestar del pueblo venezolano deberá seguir a la espera de que lleguen mejores tiempos.
  • Alex Fergusson es autor de 19 libros, profesor-Investigador de la Universidad Central de Venezuela y asesor en Gerencia de Conflictos y Negociación
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