«Podía haber sido el arreglo de mi vida, pero no era mío», declaró
El milagro de Málaga: el día que 40 décimos de Navidad aparecieron en la basura
El valor de compra de esos boletos ascendía a 800 euros, pero su valor potencial, si la suerte acompañaba, podía ser de millones
La pesadilla recurrente de todo jugador de lotería es perder el boleto premiado. Pero para un hostelero de Málaga, esa pesadilla se convirtió en realidad en diciembre de 2021, aunque con un giro de guion inesperado que restauró la fe en la honestidad humana.
Todo ocurrió pocos días antes del sorteo. Salvador, un operario de limpieza que realizaba su ruta habitual por las calles de Málaga, se disponía a vaciar una papelera cuando algo llamó su atención. Entre los residuos no había solo envoltorios o papeles sin valor; había un sobre en perfecto estado. Al abrirlo, Salvador no encontró basura, sino un pequeño tesoro: 40 décimos de la Lotería de Navidad.
El valor de compra de esos boletos ascendía a 800 euros, pero su valor potencial, si la suerte acompañaba el 22 de diciembre, podía ser de millones. En lugar de guardar silencio y esperar al sorteo, Salvador actuó con una integridad ejemplar. «Podía haber sido el arreglo de mi vida, pero no era mío», declararía después a los medios locales. Sin dudarlo, acudió a una comisaría de la Policía Nacional para entregar el hallazgo.
La angustia del dueño
Mientras tanto, al otro lado de la historia estaba el propietario de los décimos, el dueño de un bar que vivía horas de angustia. Había comprado los boletos para repartirlos entre sus clientes y empleados, y al no encontrarlos, creyó que le habían robado. Ya había interpuesto una denuncia, resignado a tener que devolver el dinero a sus clientes o asumir la pérdida.
La llamada de la policía fue el verdadero «Gordo» anticipado para él. Los agentes pudieron cruzar los datos gracias a la denuncia previa y al número de serie de los billetes.
¿Qué hubiera pasado si tocaban?
Este caso real ilustra una lección crucial. Si Salvador se hubiera quedado los décimos y hubieran resultado premiados, habría cometido un delito de apropiación indebida. El Código Penal español castiga a quien se adueñe de una cosa mueble ajena (incluyendo lotería encontrada) con penas que, dependiendo de la cuantía —y el Gordo lo es—, pueden implicar prisión.
Aquel día en Málaga, la lotería no tocó en forma de millones, sino en forma de honestidad. Los décimos volvieron a su dueño antes del sorteo, y Salvador se convirtió en el héroe anónimo de una Navidad donde lo que se recuperó del cubo de la basura fue, ante todo, la dignidad.